De acuerdo con el último informe del gigante de inversiones VanEck, en los últimos 12 meses la deuda total de los mineros de Bitcoin se incrementó de $2.100 millones a $12.700 millones, lo que representa un aumento interanual superior al 505%. Este crecimiento notable evidencia cómo los mineros han intensificado agresivamente el gasto de capital para mantener su participación en la potencia computacional, en medio del auge de la inteligencia artificial y la competencia cada vez más intensa en la producción de Bitcoin.
El analista de VanEck Nathan Frankovitz y el jefe de investigación de activos digitales Matthew Sigel advierten que, si los mineros no invierten de manera continua en nuevos equipos, su cuota global de potencia computacional disminuirá progresivamente, lo que reducirá sus ingresos diarios en BTC. Denominan este fenómeno como el “problema del cubo de hielo derritiéndose”: sin inversión constante en la actualización de equipos, los ingresos de los mineros se reducirán rápidamente, como un cubo de hielo que se derrite.
Históricamente, los mineros han dependido principalmente de los mercados de acciones para financiarse. Sin embargo, debido a la alta volatilidad del precio de Bitcoin y los rendimientos impredecibles, el costo del capital accionario ha superado con frecuencia al de la deuda. Por ello, un número creciente de empresas mineras está recurriendo a los mercados de bonos y notas convertibles para captar capital.
Según datos de The Miner Mag, 15 mineros que cotizan en bolsa sumaban un total combinado de $4.600 millones en deuda y bonos convertibles en el cuarto trimestre de 2024, con $1.500 millones adicionales en nuevas emisiones previstas para el segundo trimestre de 2025.
Tras el halving de la recompensa por bloque de Bitcoin en abril de 2024 (a 3.125 BTC), los márgenes de rentabilidad de la minería han enfrentado una presión significativa. Por ello, algunas compañías mineras están redirigiendo capacidad energética hacia servicios de hosting de IA (Artificial Intelligence) y HPC (High-Performance Computing) para asegurar flujos de caja estables y predecibles. Estos contratos fijos a largo plazo permiten a los mineros ampliar el financiamiento vía deuda, reducir el costo total de capital y disminuir la dependencia de los ciclos de precios de Bitcoin.
Por ejemplo:
Algunos temen que el cambio de los mineros hacia la computación de IA pueda poner en riesgo la seguridad de la red de Bitcoin, pero los analistas de VanEck sostienen lo contrario. Señalan que la alta demanda eléctrica de la IA impulsa mejoras en la infraestructura energética, lo que fortalece indirectamente la base de la minería de Bitcoin. Además, las cargas de trabajo de inferencia de IA varían a lo largo del día, lo que permite a los mineros asignar de manera flexible potencia computacional y energía, optimizando ambos recursos.
Algunos mineros exploran alternativas para redirigir el excedente de electricidad hacia la minería de Bitcoin durante períodos de baja demanda de IA, mejorando la utilización energética total. Este enfoque no solo compensa los altos costos de energía en espera (como la generación diésel), sino que también potencia la eficiencia de capital y energía.
El informe de VanEck concluye que la convergencia entre IA y Bitcoin marcará la siguiente etapa de la industria, impulsando a los mineros a lograr una integración más profunda entre tecnología y estrategias financieras.
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Impulsado por el aumento del apalancamiento de los mineros y la expansión de la infraestructura energética de IA, el mercado anticipa que el precio de Bitcoin podría superar los $120,000 y alcanzar potencialmente los $130,000. La IA está posicionada para ser no solo el eje central de la revolución tecnológica, sino también un posible catalizador oculto para la próxima corrida alcista de Bitcoin.





