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En los últimos tiempos, los aranceles han vuelto a situarse como una herramienta macroeconómica de primer orden. En octubre de 2025, el gobierno de EE. UU. anunció un arancel del 100 % sobre los productos importados de China, acompañado de controles a la exportación. Esta medida representa el mayor incremento de tensiones comerciales desde 2019. Tras el anuncio, Bitcoin registró una fuerte caída desde aproximadamente 122 000 $ hasta unos 104 000 $, superando el 15 % de descenso. El impacto fue más allá de la mera variación de precios, provocando un sentimiento global de aversión al riesgo ante la retirada acelerada de los inversores de los activos de mayor riesgo. Los análisis sectoriales confirman que estas políticas arancelarias agravan el riesgo de inflación y retrasan las expectativas de bajadas de tipos de interés. En consecuencia, el atractivo de los activos de alto riesgo, como las criptomonedas, se ve claramente perjudicado.
Este contexto ha provocado efectos inmediatos en el mercado de criptomonedas.
Bitcoin y Ethereum sufrieron caídas abruptas tras el anuncio arancelario. El día de la escalada, Bitcoin descendió cerca de un 8,4 %, mientras que Ethereum cayó aproximadamente un 5,8 %.
En cuestión de horas, los operadores liquidaron posiciones valoradas en miles de millones de dólares.
Los inversores optaron por activos tradicionales y conservadores, evidenciando una clara salida de los activos de riesgo. Además, la combinación de aranceles que reducen las expectativas de recorte de tipos y la posible fortaleza del dólar estadounidense ha acentuado la presión negativa sobre los activos digitales.
Durante la reciente “tormenta arancelaria”, las principales criptomonedas como Bitcoin han soportado una presión considerable.
En cuanto a los precios, los participantes del mercado redujeron exposición ante la creciente incertidumbre macroeconómica. Las liquidaciones forzadas de posiciones apalancadas incrementaron la presión vendedora.
En el ámbito de la liquidez, la propuesta estadounidense de un “Dividendo Arancelario”—que contempla reembolsos arancelarios o incentivos fiscales para los ciudadanos—podría canalizar capital hacia los mercados y favorecer a los activos de alto riesgo como las criptomonedas. Así, aunque el efecto inmediato de los aranceles ha enfriado el ánimo inversor, un estímulo fiscal posterior podría aportar apoyo si finalmente se implementa.
Sin embargo, hasta que estas políticas se aprueben oficialmente, el mercado permanece bajo una fuerte tensión. La percepción dominante es que los aranceles confirman una escalada en la guerra comercial global y una venta masiva de activos de riesgo. Este consenso de mercado ha intensificado la volatilidad en todo el sector cripto.
En esta coyuntura, los inversores deberían tener en cuenta varias estrategias:
De cara al futuro, la evolución de la política arancelaria será determinante para el mercado de criptomonedas. Si los conflictos comerciales entre EE. UU., China y sus aliados norteamericanos se agravan, los aranceles podrían mantenerse en niveles elevados o aumentar, sosteniendo la presión sobre los activos digitales. Por el contrario, si se suavizan las tensiones o se adoptan medidas de estímulo fiscal como el “Dividendo Arancelario”, podría recuperarse el apetito por el riesgo y revitalizarse el mercado cripto. Sin embargo, la inflación y unos tipos de interés persistentemente altos derivados de los aranceles pueden reducir el atractivo de los criptoactivos a largo plazo.
Aun así, una mejora en la liquidez seguirá impulsando el carácter “alto riesgo, alta rentabilidad” de las criptomonedas. Aunque la repercusión de los aranceles es incierta, el mercado cripto probablemente atravesará fases de alta volatilidad y una mayor diferenciación. Como inversor, es fundamental que te prepares mentalmente y mantengas flexibilidad para adaptar tu estrategia de capital.





