Tras cinco años desarrollando startups en el sector Web3 europeo, Afeng ha regresado recientemente a Pekín. Durante su estancia en el extranjero, dividió sus esfuerzos entre Alemania y Francia, organizando numerosos encuentros sectoriales y conectando con otros emprendedores Web3 que también están forjando su camino en Europa.
La visión de Afeng sobre el mercado Web3 europeo es tajante: es un refugio para idealistas. Aunque el puro idealismo no ha otorgado a Europa una ventaja decisiva en el ecosistema global de las criptomonedas, sí ha consolidado la confianza de la región en los principios de Web3.
Desde Crypto Valley en Zug (Suiza) hasta Station F en París, pasando por Berlin Blockchain Week y la comunidad de innovación DeFi en Ámsterdam, Europa continúa construyendo una narrativa cripto única, diferente de las que se desarrollan en Estados Unidos y Asia.
Al mirar más allá del fervor cripto de Estados Unidos, Japón, Corea y Oriente Medio hacia esta región más tranquila, surge una cuestión clave: ¿qué posición exclusiva ocupa Europa en el panorama global de las criptomonedas?
Si hubiera que resumir la industria cripto europea en una sola palabra, Afeng elegiría “descentralización” sin dudarlo.
Esta descentralización implica, entre otras cosas, no idolatrar a una figura central.
En Estados Unidos, muchos se sienten atraídos por la industria gracias a fundadores estrella e influencers. En Europa, la mayoría entra en Web3 impulsados por sus convicciones sobre privacidad, protocolos abiertos y mercados libres. Sus motivaciones son directas: para muchos fundadores, el objetivo principal no es ganar dinero, sino hacer algo que consideran realmente relevante.
La descentralización también se refleja geográficamente en Europa, donde no existe un centro dominante. Cada país y ciudad aporta su propio carácter, formando un mapa Web3 fragmentado y diverso.
Alemania es el primer ejemplo.
Alemania carece de una gran metrópoli y sus industrias están ampliamente dispersas. Muchas empresas de primer nivel operan desde pequeñas localidades. Incluso Berlín, la ciudad más grande, tiene apenas algo más de tres millones de habitantes (similar a una ciudad mediana en China).
Los largos inviernos y el clima social reservado convierten Alemania en un paraíso para ingenieros. Los alemanes prefieren quedarse en casa y centrarse en el trabajo técnico, y su capacidad de I+D es notable. Si asistes a una conferencia en Berlín, verás que los perfiles técnicos siempre superan en número a los empresariales.
“Pocos alemanes eligen carreras empresariales; la mayoría se dedica a la investigación o el desarrollo”, señala Mike, responsable de un proyecto de wallet en Alemania.
Francia, por el contrario, presenta un estilo completamente distinto.
En Francia, muchos profesionales cripto proceden de sectores tradicionales como FMCG, moda y productos de lujo. Durante el auge de los NFT, numerosos talentos de L’Oréal, LV y otras grandes marcas migraron a Web3. Gracias a sus habilidades sociales y de desarrollo de mercado, asumen roles empresariales con naturalidad: negocian alianzas, promocionan proyectos, crean comunidades y lideran la expansión comercial.
Suiza es el tercer país, y su característica principal es la “neutralidad”.
Suiza dispone de un marco regulatorio claro y favorable, y ofrece políticas fiscales flexibles para cripto, lo que la convierte en un destino ideal para entidades sin ánimo de lucro y organizaciones de investigación. Fundaciones Web3 como Ethereum Foundation y Solana Foundation han elegido Suiza por su entorno institucional estable y predecible.
Lisboa, Portugal, completa la lista.
La reputación de Lisboa en el ecosistema Web3 se debe, en gran parte, a su gente.
Los programas de nómadas digitales y golden visa de Portugal, junto con su clima agradable y bajo coste de vida, han atraído a muchos estadounidenses que ya han triunfado en Web3.
Muchos de ellos ya no gestionan operaciones diarias. Tras haber alcanzado el éxito, se establecen en Lisboa para disfrutar de una jubilación relajada, participando ocasionalmente en inversiones, encuentros y eventos comunitarios.
La excelencia técnica de Alemania, el talento empresarial de Francia, la ventaja regulatoria de Suiza y la cultura nómada digital de Lisboa conforman el mosaico del sector Web3 europeo.
Cuando se habla de Web3, la mayoría piensa primero en Estados Unidos, Hong Kong o Singapur. Sin embargo, Afeng considera que los europeos son igual de sensibles, o incluso más, a la descentralización y la privacidad que en esas regiones.
La mitad de los diez principales proyectos por TVL son europeos. Esto se debe, en parte, a la cultura de ingeniería, pero también a la disposición para respaldar nuevas iniciativas, incluso aquellas con retornos inciertos.
“Antes, el éxito de un proyecto se medía por si lograba cotizar en Binance. Ahora, la atención se centra en el flujo de caja positivo y la adopción real de usuarios. En Europa, cuando un proyecto encuentra su audiencia, la competencia no es tan intensa como en Estados Unidos o Asia. Los europeos lo consideran un negocio sólido, no una oportunidad de enriquecimiento rápido”, explica Afeng.
Añade: “Aunque los europeos no sean los mejores en matemáticas, dedican tiempo a la investigación, lo que genera numerosos equipos pequeños y de alta calidad que obtienen buenos resultados financieros.”
Web3 sigue siendo un sector de nicho en Europa, con una penetración de mercado cercana al 6 %. Es decir, solo seis de cada cien personas utilizan cripto, una tasa sensiblemente inferior a la de Estados Unidos o Asia. La base de usuarios se concentra entre los 25 y los 40 años.
A diferencia del trading de alta frecuencia y alto apalancamiento habitual en Corea y algunos mercados asiáticos, la mayoría de europeos no arriesga toda su riqueza en cripto. Para ellos, los activos digitales forman parte de una cartera diversificada, no una apuesta total.
Esto refleja la historia y la estructura de la riqueza en Europa. Muchos han vivido épocas especulativas y no buscan hacerse ricos de la noche a la mañana.
Entre las familias acomodadas, las fortunas suelen construirse a lo largo de generaciones. Es más probable que “guarden un Bitcoin para sus descendientes” que persigan el próximo token 100x o 1000x para conseguir movilidad social instantánea.
Otro factor limitante: la mayoría de los exchanges regulados europeos no ofrecen alto apalancamiento y los derivados están estrictamente restringidos. Este diseño regulatorio desalienta la especulación imprudente.
Aun así, los europeos no rehúyen el riesgo. Durante los ciclos de mercado, aparecen patrones interesantes: cuando el mercado cae, trabajan localmente; cuando se recupera, se trasladan a países de menor coste para operar cripto a tiempo completo.
“El año pasado conocí a un italiano que vive en Suiza. Trabaja en restaurantes suizos durante cuatro meses al año, y pasa ocho meses (cuatro en Tailandia y cuatro en Filipinas) dedicándose al trading cripto a tiempo completo”, recuerda Afeng.
Como en otras regiones, las stablecoins se consideran una de las apuestas más prometedoras en Europa, y prácticamente todos los bancos exploran soluciones relacionadas. Pero las razones de su popularidad difieren de las de Asia o los mercados emergentes.
El principal motor es la infraestructura de pagos.
La UE sigue sin contar con un sistema de pagos y liquidación unificado e independiente, dependiendo en gran medida de redes estadounidenses como Visa y Mastercard. Para muchos europeos, esto significa que sus líneas económicas vitales dependen de sistemas extranjeros. Tanto los responsables políticos como los bancos desean desarrollar una solución europea, y las stablecoins, junto con las redes de liquidación on-chain, son el centro de este debate.
La geopolítica y la migración industrial también son factores clave.
Tras la guerra entre Rusia y Ucrania, los costes energéticos y de fabricación se dispararon, presionando a la industria europea y llevando a muchas fábricas a reubicarse en Asia-Pacífico. A medida que la producción se globaliza, las liquidaciones comerciales transfronterizas se vuelven más frecuentes y complejas, aumentando la demanda de soluciones eficientes entre monedas y regímenes regulatorios.
En comparación con las remesas tradicionales, la liquidación on-chain basada en stablecoins ofrece ventajas claras en rapidez y coste.
Otro cambio proviene de la evolución del comportamiento de los consumidores.
Tras la pandemia, los europeos han adoptado el comercio online, con vendedores de todo el mundo. Para facilitar transacciones transfronterizas, entre zonas horarias y monedas, se prefieren opciones de pago más ligeras, económicas y rápidas, lo que hace que las stablecoins sean aún más prácticas.
Pero la adopción real enfrenta desafíos.
El sector bancario europeo es profundamente tradicional, con muchas instituciones centenarias. Tanto la gobernanza interna como la tolerancia al riesgo dificultan la rápida adopción de nuevas tecnologías. Antes de la presidencia de Trump, las finanzas europeas eran mayoritariamente hostiles o indiferentes al cripto.
El cambio real llegó cuando las instituciones europeas constataron que el capital estadounidense y los grandes actores invertían fuertemente en cripto.
Aun así, muchos profesionales de las finanzas tradicionales tienen poca experiencia directa con wallets, interacciones on-chain o protocolos DeFi. Al formarse, suelen recurrir a consultoras que también son bastante conservadoras.
“Veo un mercado enorme, pero los europeos tradicionales pueden tardar mucho en ponerse al día, salvo que intervengan fuerzas externas”, comenta Vanessa, veterana de Web3 que lleva años residiendo en Europa.
Vanessa señala que tendencias antes populares como el metaverso y los NFT han perdido fuerza en Europa. BTCFi fue en su momento favorito, con fuertes inversiones europeas, pero estos proyectos no lograron generar un flujo de caja sólido. El staking de Bitcoin por unos puntos porcentuales de rentabilidad anual solía generar problemas, por lo que la tenencia directa resulta más segura. En consecuencia, la mayoría de proyectos BTCFi han perdido atractivo.
En cuanto a la verdadera oportunidad Web3 en Europa, Afeng lo resume así: “Europa tiene dos grandes fortalezas: una población cercana a los 600 millones, la mayoría en países desarrollados.”
En países en desarrollo, el ingreso mensual medio puede ser de apenas unos cientos de dólares. Los usuarios europeos suelen ganar entre cinco y ocho veces más. Para los proyectos, un mayor patrimonio neto implica mayor disposición a pagar por productos y servicios, y mayor potencial de rentabilidad.
El 20 de abril de 2023, el Parlamento Europeo aprobó el reglamento Markets in Crypto-Assets (MiCA) con 517 votos a favor, uno de los marcos regulatorios de activos digitales más completos del mundo, que cubre los 27 estados miembros de la UE más Noruega, Islandia y Liechtenstein en el EEE.
El artículo 98 de MiCA, junto con la octava Directiva de la UE sobre cooperación administrativa en materia fiscal (DAC8) y las particularidades de cada país, conforman un marco fiscal complejo pero cada vez más claro. Un principio clave: las transacciones cripto están exentas de IVA.
Pese a estas normas unificadas, cada país mantiene sus propias peculiaridades fiscales. Alemania y Francia son especialmente relevantes en el proceso de cumplimiento cripto, sirviendo como casos de referencia en la industria.
Alemania fue el primer país en reconocer oficialmente la legalidad de Bitcoin y otras transacciones cripto. Solo Estados Unidos supera a Alemania en número de nodos de Bitcoin y Ethereum.
En Alemania, el cripto se clasifica como “propiedad privada” y la fiscalidad abarca IRPF, IVA e impuestos específicos sobre actividades.
Si el cripto se mantiene más de un año antes de venderlo, las ganancias quedan exentas de IRPF; si se vende antes de ese plazo, las ganancias tributan hasta el 45 %.
Al usar cripto para pagar bienes o servicios, cualquier revalorización desde la adquisición cuenta como renta y se grava. Sin embargo, si se posee más de un año, esas plusvalías también están exentas.
El staking, lending y airdrops exigen declaración de renta; la minería se considera actividad empresarial y tributa como tal.
En Francia, el cripto se trata como bienes muebles y soporta una mayor carga fiscal: las tenencias a largo plazo no están exentas.
Las normas de IVA en Francia son iguales a las de Alemania, pero las ganancias de trading tributan al 30 % de impuesto sobre plusvalías. Si el trading se considera actividad profesional, se aplica el impuesto sobre beneficios empresariales, que puede ser superior. La obligación fiscal solo surge al vender cripto por fiat, y las ganancias inferiores a 305 EUR están exentas.
Las empresas mineras cripto francesas tributan bajo BNC (beneficios no comerciales) al 45 %. Los mineros no comerciales con ingresos anuales inferiores a 70 000 EUR pueden optar a ciertas deducciones BNC, pero los clasificados como entidades comerciales no pueden.
Más allá de la fiscalidad, otras políticas regulatorias están entrando en vigor gradualmente. Como afirma Vanessa, esta es la mejor época: a medida que avanza el cumplimiento, más personas construyen negocios estables y a largo plazo, en lugar de centrarse en la emisión de tokens.
Para muchos, el ecosistema Web3 europeo puede parecer discreto, sin historias de tokens 100x ni movimientos de mercado salvajes.
Pero desde otra perspectiva, esta tierra donde el idealismo se une al rigor institucional está dando lugar a una nueva generación de empresas y participantes cripto. Se preocupan más por la adopción de usuarios, la longevidad de los proyectos y la búsqueda de modelos de negocio sostenibles en un entorno regulado.
Todo apunta a que este terreno idealista dará lugar a numerosas iniciativas cripto distintivas en los próximos años.





