En el reciente Bloomberg New Economy Forum celebrado en Singapur, los líderes de las principales instituciones financieras internacionales lanzaron un mensaje claro y unánime: la asignación global de activos está pasando de un “sistema de moneda única” a un “sistema multi-activo”. En este cambio estructural, el oro vuelve a ocupar un lugar central en las reservas globales y en las carteras de inversión.
Jenny Johnson, CEO de Franklin Templeton, recalcó que el dominio del dólar estadounidense no desaparecerá a corto plazo. Sin embargo, subrayó: “la verdadera cuestión es en qué medida se erosionará ese dominio”, sugiriendo que la futura asignación global de activos no debe depender únicamente de una moneda como ancla.
Danny Yong, fundador de Dymon Asia Capital, desde el prisma de la asignación de activos, defendió que en un entorno de elevada deuda y previsible relajación monetaria, el ahorro debe ir más allá de los activos fiduciarios y dirigirse cada vez más hacia activos escasos como el oro y la renta variable. Esta tendencia coincide con los recientes movimientos de los bancos centrales para aumentar la proporción de oro en sus reservas: al incrementar la tenencia de “activos tangibles” y activos no denominados en dólares, diversifican estructuralmente su exposición y reducen la dependencia de una sola moneda.
Ravi Menon, ex director general de la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS), adoptó una visión sistémica y advirtió que la deuda pública en las principales economías desarrolladas está destinada a empeorar. Fue tajante: “los llamados activos libres de riesgo ya no son realmente libres de riesgo”. Según él, esto plantea un reto considerable al sistema actual, que depende en gran medida de la valoración de activos en dólares estadounidenses.
A pesar de sus diferentes trayectorias, los tres ponentes compartieron una visión muy alineada: la asignación de activos está pasando de un modelo “centrado en el dólar” a un sistema “multi-activo y multi-ancla”. El oro es uno de los activos sistémicos más relevantes en esta transición.
Las conclusiones de los expertos se basan en tendencias cuantificables y persistentes, no en percepciones subjetivas:
1. El aumento de la deuda de EE. UU. incrementa la prima de riesgo del dólar
Los datos del Tesoro estadounidense muestran que la deuda federal sigue una tendencia ascendente a largo plazo. El debate sobre la valoración de los “activos libres de riesgo” ha impulsado la demanda global de coberturas frente a la volatilidad del dólar.
2. Los ciclos geopolíticos refuerzan la tendencia hacia una asignación “desingularizada”
Las estadísticas de reservas oficiales del FMI y las encuestas sobre oro de bancos centrales del World Gold Council (WGC) muestran que la cuota del dólar en las reservas mundiales de divisas ha descendido desde sus máximos recientes. Algunos países están aumentando sus reservas de oro y otros activos para diversificar estructuralmente su exposición más allá de un único activo denominado en dólares.
3. Los flujos de capital globales se dispersan más
Los fondos están migrando de bonos estadounidenses y activos en dólares hacia una combinación más amplia de oro, materias primas y renta variable no estadounidense.
La diversificación ha dejado de ser solo una estrategia de gestión de activos: se está convirtiendo rápidamente en un ajuste sistémico.
El sistema basado en el dólar sigue siendo robusto, pero su papel como “centro único” está siendo redefinido por la tendencia global hacia la diversificación.
Según Bloomberg, el 29 de octubre de 2025, pese a los altos precios, los bancos centrales globales han seguido siendo compradores netos de oro este año. Esta tendencia coincide con los datos trimestrales del World Gold Council (WGC). La constante acumulación de oro por parte de los bancos centrales indica:
● Aumentos sistemáticos del peso del oro en las reservas globales
● Cobertura a largo plazo ante los riesgos de un sistema de moneda única
● Renovado énfasis en el oro como “activo neutral para el sistema”
No se trata de una operación especulativa a corto plazo, sino de una evaluación a largo plazo sobre la resiliencia del futuro sistema monetario.
En el nuevo entorno multi-activo, el valor del oro se está reevaluando, impulsado por varias características estructurales:
1. El oro es independiente del crédito de cualquier país
Su valor no depende de las políticas, la deuda ni los riesgos políticos de ningún Estado concreto.
2. El oro es un activo de reserva interoperable (entre monedas fiduciarias, sistemas y regímenes políticos)
Es uno de los pocos “activos neutrales” ampliamente aceptados tanto por economías desarrolladas como emergentes.
3. El oro es una cobertura a largo plazo frente a la inflación y la volatilidad de las divisas
4. El oro conecta los ecosistemas TradFi y DeFi
Es de las pocas clases de activos que puede circular sin fricciones entre las finanzas tradicionales y los ecosistemas de activos digitales.
La renovada centralidad del oro en el sistema global de activos no responde a beneficios a corto plazo, sino al reconocimiento de su valor interoperable.
Aunque la importancia del oro aumenta, los métodos tradicionales de tenencia presentan limitaciones claras:
● Costes elevados de compra y custodia
● Transferencias transfronterizas ineficientes
● Falta de verificación de autenticidad en blockchain
● Incompatibilidad con sistemas digitales de gestión de carteras
● La transparencia en los informes depende de los custodios
Por ello, instituciones e inversores buscan infraestructuras de oro adaptadas a la era digital.
El oro en cadena no sustituye al activo, sino que representa una actualización de la infraestructura para la era digital. Su valor esencial reside en permitir que el oro logre:
● Verificabilidad: validación en blockchain de los códigos de identificación de los lingotes y reservas
● Liquidez: transferencias internacionales sin restricciones
● Interoperabilidad: integración eficiente en la gestión de carteras de activos digitales
● Auditabilidad: custodia transparente y registro en blockchain
Esto marca la tercera fase evolutiva del oro: de la era del oro físico, a los ETF de oro, y ahora al oro en cadena (verificación digital más reservas físicas). Este cambio no lo impulsa una sola empresa, sino el avance internacional de las tecnologías de activos digitales. Productos como XAUm están estableciendo un marco estructural claro para el oro en cadena. Por ejemplo, la plataforma RWA Matrixdock de Matrixport emite el oro digital XAUm, que ofrece:
● Cada XAUm está respaldado por una onza troy de oro certificado al 99,99 % por la LBMA
● El oro está custodiado por instituciones profesionales como Brink’s y Malca-Amit
● Verificación en blockchain de los códigos de identificación de los lingotes
● Transferencias sin comisiones entre billeteras blockchain
Estos productos no buscan crear un “nuevo oro”, sino hacer que el oro sea compatible con modelos de gestión digitales, internacionales e interinstitucionales.
Las discusiones de expertos en el Foro de Singapur reflejan cambios profundos en el sistema global de activos:
● Ya no se depende únicamente del dólar estadounidense
● Las estructuras de activos de reserva se diversifican
● El oro se reafirma como ancla neutral en el centro del sistema
● La infraestructura digital está transformando el uso de los activos de reserva tradicionales
En definitiva, el papel esencial del oro permanece, pero su infraestructura evoluciona a gran velocidad. La irrupción del oro en cadena permite que el oro responda a las exigencias de asignación global de activos digitales, internacionales y en tiempo real. En el próximo entorno “multi-ancla y multi-sistema”, el oro seguirá siendo central, mientras que el oro digital (en cadena) marcará su nueva forma.





