El gobierno de EE. UU. se paraliza, Wall Street: llorando y comprando en el fondo.
El cierre del gobierno de EE. UU. el 1 de octubre hizo que el mercado estallara de emoción en un instante. Primero, las acciones estadounidenses cayeron para que lo vieras, el mercado de bonos tembló de inmediato, y el dólar también estornudó. A simple vista parece un desastre, pero tras bambalinas es el "festival de compra en el fondo" de Wall Street. La lógica es simple: un estancamiento = caos a corto plazo, pero a largo plazo habrá un compromiso. El juego político es solo un juego, pero Estados Unidos no puede renunciar realmente a la carta de la hegemonía del dólar. Por lo tanto, cada vez que hay un estancamiento, parece una crisis, pero en realidad es una oportunidad para redistribuir fondos. Cambiando de perspectiva, el estancamiento en EE.UU. es como un "reality show aburrido"—la trama es predecible, los actores son fijos, pero el público tiene que comprar entradas cada vez. El mercado se ha acostumbrado a esta jugada, pero los pequeños inversores a menudo se asustan y se retiran temprano, dejando oportunidades para los grandes capitales. Conclusión: no te asustes, la obra aún no ha llegado a su final.
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El gobierno de EE. UU. se paraliza, Wall Street: llorando y comprando en el fondo.
El cierre del gobierno de EE. UU. el 1 de octubre hizo que el mercado estallara de emoción en un instante. Primero, las acciones estadounidenses cayeron para que lo vieras, el mercado de bonos tembló de inmediato, y el dólar también estornudó. A simple vista parece un desastre, pero tras bambalinas es el "festival de compra en el fondo" de Wall Street.
La lógica es simple: un estancamiento = caos a corto plazo, pero a largo plazo habrá un compromiso. El juego político es solo un juego, pero Estados Unidos no puede renunciar realmente a la carta de la hegemonía del dólar. Por lo tanto, cada vez que hay un estancamiento, parece una crisis, pero en realidad es una oportunidad para redistribuir fondos.
Cambiando de perspectiva, el estancamiento en EE.UU. es como un "reality show aburrido"—la trama es predecible, los actores son fijos, pero el público tiene que comprar entradas cada vez. El mercado se ha acostumbrado a esta jugada, pero los pequeños inversores a menudo se asustan y se retiran temprano, dejando oportunidades para los grandes capitales. Conclusión: no te asustes, la obra aún no ha llegado a su final.