¡Bah! Crear una criptomoneda... ¡Vaya locura en la que me metí! Os cuento mi experiencia personal porque esto no es tan bonito como lo pintan los "expertos".
Cuando empecé a investigar cómo crear mi propia moneda digital, me encontré con un mundo que parece sencillo pero esconde muchas trampas. ¡Y nadie te avisa!
Eligiendo dónde construir: el primer dolor de cabeza
Primero tuve que decidir qué blockchain usar. ¿Ethereum? Carísimo con sus tarifas de gas. ¿Solana? Rápida pero se cae más que un borracho en fiestas. ¿Cardano? Lento como una tortuga con sobrepeso.
Al final me decidí por una red más económica, aunque menos popular. Gran error: nadie quiere usar una crypto en una cadena que casi nadie conoce. La visibilidad es crucial y los grandes exchanges ni te miran si no estás en las redes principales.
El diseño: inventando otro "perro" más
Elegir nombre y tokenomics fue divertido, no voy a mentir. Pero cuando tocó decidir entre PoW o PoS, me di cuenta de lo poco preparado que estaba. Prueba de trabajo consume electricidad como si no hubiera mañana, y prueba de participación... bueno, requiere tener gente interesada en "apostar" por tu proyecto desde cero.
¿Distribución? Hice una preminería donde me guardé un 20% (como todos los fundadores, seamos sinceros). Luego abrí una ICO donde apenas aparecieron cuatro gatos porque... ¿quién confía en un proyecto nuevo sin respaldo?
Programación: donde todo se complica de verdad
Aquí viene la parte donde casi tiro la toalla. Contraté a un "desarrollador" que resultó ser más un charlatán que un programador. Desaparecía días enteros y cuando entregaba código, era plagado de errores o directamente copiado de otros proyectos.
Tuve que aprender yo mismo lo básico para no ser estafado. ¡Y eso que yo solo quería hacer un "fork" de otra cripto conocida!
Las pruebas: descubriendo fallos de seguridad horribles
En las pruebas detectamos un agujero que permitía duplicar tokens. Imagina lanzar así... ¡un desastre total! Las auditorías de seguridad cuestan miles de euros, pero son imprescindibles a menos que quieras arruinar a tus inversores.
Lanzamiento: el día D que resultó ser el día F (de fracaso)
Cuando por fin lancé mi cripto, pensé que la gente haría cola para comprar. La realidad: casi nadie se enteró. No tenía comunidad real, solo unos cuantos amigos que compraron por pena.
Los exchanges pequeños pedían entre 5.000 y 50.000€ para listar mi token. ¡Una locura! Y ni hablemos de los grandes.
Mi consejo sincero
Crear una crypto no es para aficionados ni para hacerse rico rápido. El mercado está saturado, los inversores desconfiados y los reguladores al acecho.
Si de verdad quieres lanzar tu propia moneda, asegúrate de tener un problema real que resolver, un equipo técnico sólido y, sobre todo, mucho dinero para marketing. La tecnología es lo de menos; lo que importa es la percepción y la comunidad.
¿Y sabes qué? Después de todo ese esfuerzo, mi proyecto acabó abandonado como tantos otros. Ahora la uso como anécdota en reuniones y para recordarme que en crypto, como en la vida, nada es tan fácil como parece.
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¿Cómo crear tu propia cripto? Mi guía desde las trincheras
¡Bah! Crear una criptomoneda... ¡Vaya locura en la que me metí! Os cuento mi experiencia personal porque esto no es tan bonito como lo pintan los "expertos".
Cuando empecé a investigar cómo crear mi propia moneda digital, me encontré con un mundo que parece sencillo pero esconde muchas trampas. ¡Y nadie te avisa!
Eligiendo dónde construir: el primer dolor de cabeza
Primero tuve que decidir qué blockchain usar. ¿Ethereum? Carísimo con sus tarifas de gas. ¿Solana? Rápida pero se cae más que un borracho en fiestas. ¿Cardano? Lento como una tortuga con sobrepeso.
Al final me decidí por una red más económica, aunque menos popular. Gran error: nadie quiere usar una crypto en una cadena que casi nadie conoce. La visibilidad es crucial y los grandes exchanges ni te miran si no estás en las redes principales.
El diseño: inventando otro "perro" más
Elegir nombre y tokenomics fue divertido, no voy a mentir. Pero cuando tocó decidir entre PoW o PoS, me di cuenta de lo poco preparado que estaba. Prueba de trabajo consume electricidad como si no hubiera mañana, y prueba de participación... bueno, requiere tener gente interesada en "apostar" por tu proyecto desde cero.
¿Distribución? Hice una preminería donde me guardé un 20% (como todos los fundadores, seamos sinceros). Luego abrí una ICO donde apenas aparecieron cuatro gatos porque... ¿quién confía en un proyecto nuevo sin respaldo?
Programación: donde todo se complica de verdad
Aquí viene la parte donde casi tiro la toalla. Contraté a un "desarrollador" que resultó ser más un charlatán que un programador. Desaparecía días enteros y cuando entregaba código, era plagado de errores o directamente copiado de otros proyectos.
Tuve que aprender yo mismo lo básico para no ser estafado. ¡Y eso que yo solo quería hacer un "fork" de otra cripto conocida!
Las pruebas: descubriendo fallos de seguridad horribles
En las pruebas detectamos un agujero que permitía duplicar tokens. Imagina lanzar así... ¡un desastre total! Las auditorías de seguridad cuestan miles de euros, pero son imprescindibles a menos que quieras arruinar a tus inversores.
Lanzamiento: el día D que resultó ser el día F (de fracaso)
Cuando por fin lancé mi cripto, pensé que la gente haría cola para comprar. La realidad: casi nadie se enteró. No tenía comunidad real, solo unos cuantos amigos que compraron por pena.
Los exchanges pequeños pedían entre 5.000 y 50.000€ para listar mi token. ¡Una locura! Y ni hablemos de los grandes.
Mi consejo sincero
Crear una crypto no es para aficionados ni para hacerse rico rápido. El mercado está saturado, los inversores desconfiados y los reguladores al acecho.
Si de verdad quieres lanzar tu propia moneda, asegúrate de tener un problema real que resolver, un equipo técnico sólido y, sobre todo, mucho dinero para marketing. La tecnología es lo de menos; lo que importa es la percepción y la comunidad.
¿Y sabes qué? Después de todo ese esfuerzo, mi proyecto acabó abandonado como tantos otros. Ahora la uso como anécdota en reuniones y para recordarme que en crypto, como en la vida, nada es tan fácil como parece.