Hablemos de giros irónicos. Un supuesto cerebro acusado de desviar miles de millones de víctimas de fraude acaba de ser engañado por alguien aún más cercano a casa: el jefe de su oficina familiar. La misma persona que gestiona sus activos aparentemente llevó a cabo un esquema propio. Esto demuestra que en esta industria, la confianza es un lujo que incluso los jugadores más grandes no pueden permitirse. A veces, el depredador se convierte en la presa, y el cazador es cazado. Cuando la codicia se encuentra con la codicia, nadie sale limpio.