La próxima línea de GPUs Rubin de Nvidia está preparada para aumentar aún más la demanda de energía. Estamos hablando de un incremento del 50-70% en comparación con la generación Blackwell actual, lo que sitúa a estos nuevos chips entre 215 kilovatios y 245 kilovatios por unidad. Es un salto enorme en los requisitos energéticos, lo que podría transformar la forma en que los centros de datos y las operaciones de minería planifican su infraestructura. Quienes ejecuten cargas de trabajo de computación de alto rendimiento deberán tener en cuenta no solo el costo del hardware, sino también las facturas de electricidad mucho más altas y los sistemas de refrigeración necesarios. Este tipo de consumo de energía indica hacia dónde se dirige la industria: más rendimiento, pero a un costo operativo elevado.