TSMC se ha disparado este año. Tras subir más de un 36%, este gigante de los chips ahora ostenta un 43% de peso en el índice ponderado de Taiwán, y alrededor de un 12% en el índice MSCI de mercados emergentes y el índice de Asia-Pacífico.

Aquí surge el problema: muchos fondos están limitados por normativas que impiden que una sola acción suponga más del 10% de la cartera, lo que ha hecho que ahora haya más de 100.000 millones de dólares bloqueados en todo el mundo, incapaces de seguir el auge de TSMC aunque quieran.

Roxy Wong, gestora de inversiones de BNP Paribas Asset Management Asia, lo deja claro: "Nos vemos obligados a infraponderar TSMC, no porque no confiemos en la empresa, sino por el techo que impone la normativa. Para nosotros, el verdadero riesgo es tener una exposición demasiado baja".

Algunos gestores han empezado a usar derivados como futuros y opciones para sortear las restricciones, o a comprar acciones de empresas de la cadena de suministro de TSMC (como Foxconn y ASE) como solución indirecta. Pero estas son alternativas de segundo orden: el mercado está atrapado en un círculo vicioso —el peso en el índice sube cada vez más→ los fondos pasivos se ven obligados a comprar más caro→ esto eleva aún más las valoraciones.

Es irónico: ya ha habido casos históricos de monopolio de una sola acción en Asia (Alibaba en Hong Kong, Samsung Electronics en Corea del Sur), pero ninguno tan exagerado como TSMC —es la única empresa asiática con una capitalización superior al billón de dólares. Esto ha desordenado por completo las carteras de inversión a nivel global.