Tener un millón en efectivo en la mano y cargar con un millón en deudas sobre los hombros son, en realidad, dos formas de vida completamente distintas.

Con el efectivo en la mano — puedes gastar tranquilamente 4.200 al mes y vivir relajado durante veinte años. Haz lo que quieras, el tiempo es todo tuyo.

Con la hipoteca a cuestas — pagando esos mismos 4.200 al mes, tendrás que trabajar sin parar durante treinta años para salir adelante. En apariencia ahorras algo de dinero, pero en realidad te cuesta diez años extra de tu vida.

Al hacer las cuentas, no solo pierdes dinero, sino también años de libertad que deberían ser tuyos para disfrutar.

Una casa puede atarte durante treinta años, mientras que activos digitales como Bitcoin podrían permitirte liberarte décadas antes.

El juego ha cambiado. Algunos siguen trabajando duro para pagar préstamos, mientras que otros ya están avanzando gracias a los activos que poseen — abriéndose más posibilidades tanto para ellos como para la próxima generación.