En los primeros nueve meses de este año, se ha observado un fenómeno interesante en el mercado mundial del petróleo.

Un gran país ha alcanzado un volumen de importación diario de petróleo crudo de 11 millones de barriles; esta cifra equivale a la producción diaria total de Arabia Saudita y representa el 10% de la producción mundial. Para almacenar este petróleo crudo, el número de depósitos de petróleo planificados y construidos en los últimos dos años ha llegado a 11, y hay que tener en cuenta que desde 2006 hasta 2024, durante esos 18 años, solo se han construido 9. Las ciudades petroquímicas como Dalian, Zhoushan y Yantai han visto un crecimiento del PIB superior al 6%, claramente por encima de la media nacional, y los beneficios de la infraestructura son evidentes.

En los tres primeros trimestres, las importaciones acumuladas de petróleo crudo alcanzaron los 423 millones de toneladas. La contradicción radica en que la demanda de la economía por energías tradicionales en realidad está disminuyendo: las importaciones de gas natural cayeron un 11%, y el número de vehículos de nueva energía se disparó en 40 millones, lo que puede sustituir el consumo de 25 millones de toneladas de gasolina al año. Si la demanda está disminuyendo, ¿por qué seguimos comprando tanto?

La respuesta está escondida en los precios. Los precios del petróleo han caído a su nivel más bajo en cinco años. Como resultado, ahora las reservas estratégicas de petróleo alcanzan seis meses, superando con creces la línea de seguridad de tres meses reconocida internacionalmente.

Además del petróleo, el oro también sigue fluyendo. El precio del oro ha subido de 2000 a 3000 dólares, y las compras no han parado en todo ese trayecto. Los datos oficiales indican que la cantidad comprada es de aproximadamente 25 toneladas, pero Société Générale cree que la cifra real está muy subestimada: la cantidad real de compras podría ser de alrededor de 250 toneladas, lo que representa un tercio del total mundial. Ahora, al mirar hacia atrás, esos niveles de precio ciertamente no eran caros.