La operación anterior estaba literalmente bailando en la punta de un cuchillo. La línea de cierre se quedó en unos 3097 puntos, los datos de mercado alcanzaron un máximo de 3099—estuvo a solo dos puntos de ser liquidada.

El corazón casi se me detuvo, pero afortunadamente el precio retrocedió. Al ver que las ganancias flotantes de la cuenta superaban los cien dólares, casi reaccioné de forma refleja y cerré posición.

Pero al calmarme, comencé a reflexionar sobre una pregunta: ¿por qué cuando se gana siempre se piensa en asegurar las ganancias, mientras que cuando se pierde se puede soportar hasta el fin del mundo? ¿Esta lógica de operación de "correr con pequeñas ganancias y aferrarse a grandes pérdidas" podría ser precisamente la raíz de las pérdidas finales de la mayoría de las personas?

Quizás sea el momento de reevaluar tu sistema de trading: ¿cuáles deberían ser los criterios para tomar ganancias y pérdidas? No se puede depender solo de la intuición y la suerte.