Reconstrucción del ciclo bajo el choque de liquidez: ¿Podrá la bajada de tipos y expansión del balance de la Fed reescribir el ritmo cuatrienal de Bitcoin?
Cuando la media móvil de 50 semanas, línea divisoria histórica entre toro y oso en el semanal de Bitcoin, es perforada; cuando los datos on-chain muestran que los holders a largo plazo comienzan a reducir sistemáticamente sus posiciones; cuando el índice de miedo del mercado ronda mínimos históricos, el diagnóstico de “fin de ciclo alcista” parece ya sentencia firme. Sin embargo, justo en este momento, la campana de un giro en la política monetaria de la Fed suena silenciosamente: el ciclo de bajada de tipos ya ha comenzado, el proceso de reducción de balance ha terminado oficialmente, y el mercado espera ampliamente que en 2026 se reanude la expansión cuantitativa (QE). ¿Será este inminente maremoto de liquidez global el factor épico capaz de revertir el mercado bajista? ¿El ciclo cuatrienal de Bitcoin, que ha funcionado con precisión desde su creación, será completamente subvertido o continuará bajo nuevas formas tras la remodelación macroeconómica? Este artículo explora de forma sistemática, mediante revisión histórica, análisis de mecanismos y proyección de escenarios, la lógica profunda de interacción entre la liquidez macro y los ciclos de Bitcoin.
I. El dilema contemporáneo del ciclo cuatrienal: ¿milagro estadístico o maldición de la reflexividad? El ciclo cuatrienal de Bitcoin no es una profecía mística, sino la consecuencia predecible de su mecanismo de emisión monetaria. Cada 210.000 bloques (unos cuatro años) se reduce a la mitad la recompensa por bloque, generando choques cíclicos desde el lado de la oferta. Combinado con el efecto manada y la memoria colectiva humana, se forma el bucle completo de “halving → formación de expectativas → entrada de capital → burbuja → realización de beneficios → limpieza bajista”. Este ciclo se ha cumplido perfectamente tras los halvings de 2012, 2016 y 2020, con un margen de error temporal inferior a ±2 meses, un “milagro estadístico” raro en los mercados financieros.
Sin embargo, el comportamiento anómalo del ciclo 2024-2025 ha puesto en jaque esta regularidad por primera vez. Tras el cuarto halving en abril de 2024, aunque Bitcoin alcanzó un nuevo máximo histórico de $126.000 en octubre de 2025, todo el proceso alcista mostró un carácter “templado” sin precedentes: carencia de aceleración exponencial, ausencia de euforia en altcoins, volatilidad persistentemente baja. Más crucial aún, la estructura temporal del ciclo muestra grietas: aunque el patrón tradicional de techo 12-18 meses post-halving se respeta, la anticipación institucional y la salida tardía de minoristas han transformado radicalmente la estructura del mercado.
La esencia de esta transformación es la manifestación de la maldición de la reflexividad: cuando suficientes participantes creen y actúan anticipadamente sobre el ciclo, este se “aplaca”. Los ETF institucionales comenzaron a acumular posiciones en Bitcoin ya a principios de 2024, con un coste medio en torno a $89.000; mientras tanto, los minoristas, temerosos del “mercado institucional”, permanecieron al margen, desincronizando la secuencia de acciones entre actores principales y periféricos. El consenso espontáneo y caótico que sustentaba el ciclo tradicional ha sido diluido por la racionalidad de la valoración institucional, disminuyendo la “pureza” del ciclo.
II. Lecciones históricas: el “misterio del retardo” en la transmisión de liquidez 2019-2020 Para entender el impacto futuro de la bajada de tipos y expansión cuantitativa, es necesario buscar ejemplos comparables en la historia. En agosto de 2019, la Fed anunció el fin del ajuste cuantitativo (QT) y simultáneamente implementó “bajadas preventivas de tipos”, una combinación muy similar a la actual. Según los datos de Tradingview, el Nasdaq inició un rally casi inmediatamente tras el cambio de política, mientras que Bitcoin experimentó un retardo de 6 meses, entrando en un verdadero mercado alcista solo tras el anuncio de QE ilimitado de la Fed en marzo de 2020.
Este “retardo” revela una ley de mercado ignorada: la teoría de la transmisión por niveles de liquidez. En el espectro de activos de riesgo, existe una jerarquía de “captura de liquidez”:
Primero: acciones tecnológicas mainstream (Nasdaq). Como núcleo de las carteras institucionales, el Nasdaq disfruta de la mayor sensibilidad a la liquidez. Cuando la política monetaria se relaja, estos activos con valoración madura, liquidez profunda y resultados estables son los primeros beneficiados. Entre agosto de 2019 y febrero de 2020, el Nasdaq 100 subió casi un 40%, mientras que Bitcoin cayó un 15%.
Segundo: Bitcoin. Cuando las valoraciones del Nasdaq alcanzan el límite superior, el capital busca mejorar el rendimiento ajustado al riesgo. Solo entonces, la narrativa de “oro digital” de Bitcoin capta la atención de los departamentos de asignación institucional. Su alta volatilidad y baja correlación lo convierten en herramienta de diversificación, no en objetivo primario.
Tercero: Ethereum y altcoins. Solo cuando el bull market de Bitcoin está consolidado y el efecto riqueza se desborda, los minoristas y los capitales con mayor apetito de riesgo entran en criptoactivos con mayor beta. La “temporada de altcoins” de 2021 fue el ejemplo extremo de esta lógica.
La base de esta cadena de transmisión es la restricción del presupuesto de riesgo. Los gestores institucionales enfrentan límites estrictos de volatilidad y drawdown, por lo que no pueden sobreponderar Bitcoin (con una volatilidad anualizada del 75%) al inicio de la liberación de liquidez. Solo tras lograr suficiente colchón en posiciones core (acciones USA), movilizan capital hacia cripto. El retardo de 6 meses en 2019-2020 refleja este proceso de due diligence institucional.
Cabe destacar que el crash del COVID-19 alteró la serie temporal pero aceleró la transmisión de liquidez: la declaración de QE ilimitado el 23 de marzo eliminó toda incertidumbre política, permitiendo al capital saltar de deuda a acciones y a cripto en tiempo récord. Sin el shock pandémico, la transmisión habría requerido 8-10 meses. Esto sugiere que los cisnes negros pueden dañar precios a corto plazo, pero comprimir el retardo de la política monetaria.
III. La “trampa de similitud” macro actual: comparación diferenciada entre 2025 y 2019 El mercado actual presenta similitudes superficiales con 2019: inicio de ciclo de bajada de tipos, fin del ajuste de balance y expectativas de QE. Pero a nivel estructural, al menos tres variables clave han cambiado fundamentalmente:
1. Grado de institucionalización: de marginal a mainstream En 2019, el mercado cripto estaba dominado por minoristas y geeks, con participación institucional inferior al 5%. En 2025, los ETF de Bitcoin en EE. UU. suman $176.000 millones, con más del 35% de capital institucional. Esto reduce la “fricción” en la transmisión de liquidez y acelera la respuesta institucional a las señales de política. Sin embargo, también añade vulnerabilidad: cuando el ciclo macro se torna negativo, la retirada coordinada institucional es mucho más intensa que la minorista.
2. Anclaje de valoración: de narrativa a descuento de flujos En 2019, la valoración de Bitcoin dependía exclusivamente de la narrativa “oro digital” y las expectativas de halving, sin anclaje fundamental. En 2025, con los ETF spot, los rendimientos de staking y la madurez del mercado de opciones, el pricing de Bitcoin incorpora marcos de descuento de flujos de activos digitales. Esto incrementa la sensibilidad de su precio al tipo de interés real (rendimiento TIPS). Cuando la Fed baja tipos, Bitcoin gana en “ventaja de yield real”, pero la rentabilidad por dividendos y recompras de acciones USA también mejora, complicando la competencia por liquidez.
3. Claridad regulatoria: del gris a los marcos de licencias En 2019, la regulación global era caótica, con el mercado en “crecimiento salvaje”. En 2025, Hong Kong, la UE y Dubái han implementado marcos claros de licencias; la Clarity Act de EE. UU., aunque estancada, marca la dirección. La certidumbre regulatoria reduce el riesgo de compliance para instituciones, pero también limita el margen para “euforias irracionales”. Las instituciones ya no pueden “comprar a ciegas” como en 2020, sino que deben cumplir estrictamente en ESG, custodia y gestión de riesgos.
Por tanto, equiparar 2019 con 2025 induce a errores de “buscar la marca en el barco”. La bajada de tipos y QE siguen siendo positivos, pero su efecto marginal sobre Bitcoin puede verse contrarrestado por la reasignación institucional de capital. Si el Nasdaq sube impulsado por liquidez, los gestores pueden rebalancear carteras reduciendo exposición a ETF de Bitcoin para aumentar posiciones en acciones USA, causando “efecto aspiradora” de liquidez a corto plazo.
IV. Proyección de escenarios: remodelación bajista en tres dimensiones (tiempo, magnitud, estructura) Con base en el análisis anterior, construimos un modelo tridimensional para cuantificar el impacto de la bajada de tipos y QE sobre el actual bear market:
Dimensión temporal: confirmación anticipada del suelo bajista Si la Fed inicia QE en Q4 2025 o Q1 2026, el retardo de transmisión de liquidez será de 4-6 meses (menos que en 2019, gracias a la mayor institucionalización). Esto adelantaría el mínimo del bear market a junio-agosto 2026, en vez de octubre-diciembre según el ciclo tradicional. No obstante, esto no es enteramente positivo: podría significar una transición de un “suelo en V” rápido a un “suelo en U” lento, con prolongadas fases de acumulación lateral antes del rebote.
Dimensión de magnitud: constricción pasiva de la caída En 2019-2020, Bitcoin retrocedió hasta un 70% (mínimo pandémico). Sin cisnes negros, el retroceso lógico actual es del 50%-60%, equivalentes a $50.000-$62.000. La bajada de tipos y QE crearán un “suelo de liquidez”: si el precio se acerca al coste institucional ($89.000), los flujos a ETF tenderán a sostener el mercado. Así, la caída será “amortiguada” por la política monetaria, reduciendo la probabilidad de un bear market profundo (por debajo de $50.000).
Cálculos más precisos requieren incorporar indicadores como MVRV-Z Score y Puell Multiple. Aunque el MVRV ha caído desde máximos, sigue por encima del área típica de suelo (<1.0), lo que sugiere que aún se requieren 3-6 meses de compresión de valoración. La bajada de tipos y QE pueden acortar, pero no evitar por completo este proceso.
Dimensión estructural: de “bear market generalizado” a “bear market estructural” Tradicionalmente, el bear market implica caídas generalizadas, pero esta vez puede haber ajustes diferenciados: • Bitcoin: mínimo retroceso gracias al apoyo de ETF y demanda institucional, fuerte soporte en $60.000-$70.000 • Ethereum: rendimiento intermedio, afectado por la competencia Layer2 y mayor ratio de staking • Altcoins: los proyectos sobrerrevaluados y sin fundamentales pueden caer un 70%-90%, completando una limpieza total Esta diferenciación estructural invalida las estrategias indexadas; será esencial seleccionar proyectos con ingresos reales, crecimiento de usuarios y ventajas técnicas.
V. Evolución de la teoría de ciclos: del determinismo mecánico al sistema adaptativo complejo El ciclo cuatrienal de Bitcoin no ha muerto, pero su dinámica ha evolucionado hacia un sistema adaptativo complejo. El halving sigue siendo un shock predecible desde la oferta, pero su efecto sobre el precio se ve modulado por:
1. Función de comportamiento institucional: la entrada de capital institucional cambia la lógica de juego. El ciclo tradicional dependía del “comportamiento uniforme” minorista, mientras que los institucionales adoptan estrategias heterogéneas, algunos beneficiándose del anticiclo y generando retroalimentación negativa. 2. Variable macro exógena: la política de la Fed ya no es ruido de fondo, sino motor central. El modelo “stock-to-flow” de Bitcoin debe incorporar un término “liquidity-to-risk”, llevando a una ecuación de precio más compleja. Esto explica el carácter “templado” del ciclo 2025: las subidas de tipos y reducción de balance neutralizaron el impulso del halving. 3. Efecto de saturación narrativa: la narrativa “bull market tras halving” pierde impacto marginal en cada ciclo, erosionando su valor informativo. El mercado necesita nuevas grandes narrativas (“activo reserva global”, “store of value en la era IA”) para desencadenar la próxima ola de entusiasmo.
Así, el análisis de ciclos futuro debe utilizar modelos multifactoriales: ciclo (30% peso) + liquidez (40%) + comportamiento institucional (20%) + intensidad narrativa (10%). Cualquier predicción basada en un solo factor será sesgada.
VI. Estrategia de inversión: buscando alfa entre ciclo y política monetaria Ante la tensión entre ciclo y macro, los inversores deben actualizar su marco estratégico:
Corto plazo (3-6 meses): mantener postura defensiva, exposición spot <50%, reservar liquidez y esperar dos señales de confirmación: • Señal 1: Bitcoin cae por debajo de $70.000, entrando en zona estratégica de acumulación institucional • Señal 2: La Fed anuncia claramente el calendario de QE y el Nasdaq sube más del 15%
Medio plazo (6-12 meses): construir posición central en el rango $60.000-$70.000, priorizando Bitcoin y proyectos RWA destacados. Utilizar opciones (venta de puts fuera de dinero) para mejorar yield, manteniendo exposición al alza.
Largo plazo (12-24 meses): posicionarse para el halving de 2028, centrarse en proyectos con tokenomics deflacionarios y modelos de ingreso real. El ciclo no desaparece, pero su “efecto compuesto” se reflejará más en los activos de calidad que en el beta de mercado.
Lista de vigilancia macro: • Dot plot de la Fed y datos semanales de balance (indicador WALCL) • Flujos netos de entrada/salida en ETF de Bitcoin • Correlación a 30 días entre Nasdaq y Bitcoin • Variación de la capitalización de stablecoins (USDT+USDC)
VII. Conclusión: el ciclo no ha muerto, pero los participantes deben evolucionar El ciclo cuatrienal de Bitcoin no ha sido eliminado por la política de liquidez de la Fed, sino que se ha integrado en una narrativa macro mucho mayor. La bajada de tipos y QE no revertirán inmediatamente el bear market, pero sí alterarán significativamente su timing, profundidad y estructura. La experiencia histórica muestra que la transmisión de liquidez conlleva retardos inevitables, que la lógica de capital institucional prevalece sobre la emoción minorista y que la evolución regulatoria ha rediseñado la curva riesgo-retorno.
Para el inversor, esto implica una actualización forzosa del marco mental: abandonar la confianza en el calendario mecánico de ciclos, adoptar una visión dinámica multifactorial; desechar la idea simplista de “liquidez = subidas explosivas”, comprender la jerarquía de transmisión de la liquidez en activos de riesgo; superar la estrategia primitiva de “hodl y esperar”, y construir un sistema de inversión tridimensional que integre timing, selección de activos y estrategias.
Como revela la teoría de sistemas complejos, el mercado de Bitcoin está evolucionando de un “reloj cíclico” a un “organismo adaptativo”. Su ritmo persiste, pero ya no es mecánicamente preciso; su tendencia sigue al alza, pero el camino es más sinuoso. En esta evolución, solo quienes entiendan las reglas y se adapten al cambio podrán atravesar el ciclo y capturar valor a largo plazo con certidumbre.
¿Crees que este bear market será diferente? ¿O seguirás apostando por el bull market? Te invito a compartir tu opinión en los comentarios. Espero debatir contigo. Soy el Buscador de Oro Cripto. Si este artículo te ha resultado útil, no olvides dar like y seguirme. Comparte este artículo con tus amigos; compartir es de sabios. Tu apoyo es mi mayor motivación para seguir creando.
Aviso de riesgo: Este análisis se basa en datos históricos e información pública y no constituye una recomendación de inversión. El mercado de criptomonedas es extremadamente volátil; gestiona tu riesgo y evita el apalancamiento excesivo.#参与创作者认证计划月领$10,000 $BTC
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Reconstrucción del ciclo bajo el choque de liquidez: ¿Podrá la bajada de tipos y expansión del balance de la Fed reescribir el ritmo cuatrienal de Bitcoin?
Cuando la media móvil de 50 semanas, línea divisoria histórica entre toro y oso en el semanal de Bitcoin, es perforada; cuando los datos on-chain muestran que los holders a largo plazo comienzan a reducir sistemáticamente sus posiciones; cuando el índice de miedo del mercado ronda mínimos históricos, el diagnóstico de “fin de ciclo alcista” parece ya sentencia firme. Sin embargo, justo en este momento, la campana de un giro en la política monetaria de la Fed suena silenciosamente: el ciclo de bajada de tipos ya ha comenzado, el proceso de reducción de balance ha terminado oficialmente, y el mercado espera ampliamente que en 2026 se reanude la expansión cuantitativa (QE). ¿Será este inminente maremoto de liquidez global el factor épico capaz de revertir el mercado bajista? ¿El ciclo cuatrienal de Bitcoin, que ha funcionado con precisión desde su creación, será completamente subvertido o continuará bajo nuevas formas tras la remodelación macroeconómica? Este artículo explora de forma sistemática, mediante revisión histórica, análisis de mecanismos y proyección de escenarios, la lógica profunda de interacción entre la liquidez macro y los ciclos de Bitcoin.
I. El dilema contemporáneo del ciclo cuatrienal: ¿milagro estadístico o maldición de la reflexividad?
El ciclo cuatrienal de Bitcoin no es una profecía mística, sino la consecuencia predecible de su mecanismo de emisión monetaria. Cada 210.000 bloques (unos cuatro años) se reduce a la mitad la recompensa por bloque, generando choques cíclicos desde el lado de la oferta. Combinado con el efecto manada y la memoria colectiva humana, se forma el bucle completo de “halving → formación de expectativas → entrada de capital → burbuja → realización de beneficios → limpieza bajista”. Este ciclo se ha cumplido perfectamente tras los halvings de 2012, 2016 y 2020, con un margen de error temporal inferior a ±2 meses, un “milagro estadístico” raro en los mercados financieros.
Sin embargo, el comportamiento anómalo del ciclo 2024-2025 ha puesto en jaque esta regularidad por primera vez. Tras el cuarto halving en abril de 2024, aunque Bitcoin alcanzó un nuevo máximo histórico de $126.000 en octubre de 2025, todo el proceso alcista mostró un carácter “templado” sin precedentes: carencia de aceleración exponencial, ausencia de euforia en altcoins, volatilidad persistentemente baja. Más crucial aún, la estructura temporal del ciclo muestra grietas: aunque el patrón tradicional de techo 12-18 meses post-halving se respeta, la anticipación institucional y la salida tardía de minoristas han transformado radicalmente la estructura del mercado.
La esencia de esta transformación es la manifestación de la maldición de la reflexividad: cuando suficientes participantes creen y actúan anticipadamente sobre el ciclo, este se “aplaca”. Los ETF institucionales comenzaron a acumular posiciones en Bitcoin ya a principios de 2024, con un coste medio en torno a $89.000; mientras tanto, los minoristas, temerosos del “mercado institucional”, permanecieron al margen, desincronizando la secuencia de acciones entre actores principales y periféricos. El consenso espontáneo y caótico que sustentaba el ciclo tradicional ha sido diluido por la racionalidad de la valoración institucional, disminuyendo la “pureza” del ciclo.
II. Lecciones históricas: el “misterio del retardo” en la transmisión de liquidez 2019-2020
Para entender el impacto futuro de la bajada de tipos y expansión cuantitativa, es necesario buscar ejemplos comparables en la historia. En agosto de 2019, la Fed anunció el fin del ajuste cuantitativo (QT) y simultáneamente implementó “bajadas preventivas de tipos”, una combinación muy similar a la actual. Según los datos de Tradingview, el Nasdaq inició un rally casi inmediatamente tras el cambio de política, mientras que Bitcoin experimentó un retardo de 6 meses, entrando en un verdadero mercado alcista solo tras el anuncio de QE ilimitado de la Fed en marzo de 2020.
Este “retardo” revela una ley de mercado ignorada: la teoría de la transmisión por niveles de liquidez. En el espectro de activos de riesgo, existe una jerarquía de “captura de liquidez”:
Primero: acciones tecnológicas mainstream (Nasdaq). Como núcleo de las carteras institucionales, el Nasdaq disfruta de la mayor sensibilidad a la liquidez. Cuando la política monetaria se relaja, estos activos con valoración madura, liquidez profunda y resultados estables son los primeros beneficiados. Entre agosto de 2019 y febrero de 2020, el Nasdaq 100 subió casi un 40%, mientras que Bitcoin cayó un 15%.
Segundo: Bitcoin. Cuando las valoraciones del Nasdaq alcanzan el límite superior, el capital busca mejorar el rendimiento ajustado al riesgo. Solo entonces, la narrativa de “oro digital” de Bitcoin capta la atención de los departamentos de asignación institucional. Su alta volatilidad y baja correlación lo convierten en herramienta de diversificación, no en objetivo primario.
Tercero: Ethereum y altcoins. Solo cuando el bull market de Bitcoin está consolidado y el efecto riqueza se desborda, los minoristas y los capitales con mayor apetito de riesgo entran en criptoactivos con mayor beta. La “temporada de altcoins” de 2021 fue el ejemplo extremo de esta lógica.
La base de esta cadena de transmisión es la restricción del presupuesto de riesgo. Los gestores institucionales enfrentan límites estrictos de volatilidad y drawdown, por lo que no pueden sobreponderar Bitcoin (con una volatilidad anualizada del 75%) al inicio de la liberación de liquidez. Solo tras lograr suficiente colchón en posiciones core (acciones USA), movilizan capital hacia cripto. El retardo de 6 meses en 2019-2020 refleja este proceso de due diligence institucional.
Cabe destacar que el crash del COVID-19 alteró la serie temporal pero aceleró la transmisión de liquidez: la declaración de QE ilimitado el 23 de marzo eliminó toda incertidumbre política, permitiendo al capital saltar de deuda a acciones y a cripto en tiempo récord. Sin el shock pandémico, la transmisión habría requerido 8-10 meses. Esto sugiere que los cisnes negros pueden dañar precios a corto plazo, pero comprimir el retardo de la política monetaria.
III. La “trampa de similitud” macro actual: comparación diferenciada entre 2025 y 2019
El mercado actual presenta similitudes superficiales con 2019: inicio de ciclo de bajada de tipos, fin del ajuste de balance y expectativas de QE. Pero a nivel estructural, al menos tres variables clave han cambiado fundamentalmente:
1. Grado de institucionalización: de marginal a mainstream
En 2019, el mercado cripto estaba dominado por minoristas y geeks, con participación institucional inferior al 5%. En 2025, los ETF de Bitcoin en EE. UU. suman $176.000 millones, con más del 35% de capital institucional. Esto reduce la “fricción” en la transmisión de liquidez y acelera la respuesta institucional a las señales de política. Sin embargo, también añade vulnerabilidad: cuando el ciclo macro se torna negativo, la retirada coordinada institucional es mucho más intensa que la minorista.
2. Anclaje de valoración: de narrativa a descuento de flujos
En 2019, la valoración de Bitcoin dependía exclusivamente de la narrativa “oro digital” y las expectativas de halving, sin anclaje fundamental. En 2025, con los ETF spot, los rendimientos de staking y la madurez del mercado de opciones, el pricing de Bitcoin incorpora marcos de descuento de flujos de activos digitales. Esto incrementa la sensibilidad de su precio al tipo de interés real (rendimiento TIPS). Cuando la Fed baja tipos, Bitcoin gana en “ventaja de yield real”, pero la rentabilidad por dividendos y recompras de acciones USA también mejora, complicando la competencia por liquidez.
3. Claridad regulatoria: del gris a los marcos de licencias
En 2019, la regulación global era caótica, con el mercado en “crecimiento salvaje”. En 2025, Hong Kong, la UE y Dubái han implementado marcos claros de licencias; la Clarity Act de EE. UU., aunque estancada, marca la dirección. La certidumbre regulatoria reduce el riesgo de compliance para instituciones, pero también limita el margen para “euforias irracionales”. Las instituciones ya no pueden “comprar a ciegas” como en 2020, sino que deben cumplir estrictamente en ESG, custodia y gestión de riesgos.
Por tanto, equiparar 2019 con 2025 induce a errores de “buscar la marca en el barco”. La bajada de tipos y QE siguen siendo positivos, pero su efecto marginal sobre Bitcoin puede verse contrarrestado por la reasignación institucional de capital. Si el Nasdaq sube impulsado por liquidez, los gestores pueden rebalancear carteras reduciendo exposición a ETF de Bitcoin para aumentar posiciones en acciones USA, causando “efecto aspiradora” de liquidez a corto plazo.
IV. Proyección de escenarios: remodelación bajista en tres dimensiones (tiempo, magnitud, estructura)
Con base en el análisis anterior, construimos un modelo tridimensional para cuantificar el impacto de la bajada de tipos y QE sobre el actual bear market:
Dimensión temporal: confirmación anticipada del suelo bajista
Si la Fed inicia QE en Q4 2025 o Q1 2026, el retardo de transmisión de liquidez será de 4-6 meses (menos que en 2019, gracias a la mayor institucionalización). Esto adelantaría el mínimo del bear market a junio-agosto 2026, en vez de octubre-diciembre según el ciclo tradicional. No obstante, esto no es enteramente positivo: podría significar una transición de un “suelo en V” rápido a un “suelo en U” lento, con prolongadas fases de acumulación lateral antes del rebote.
Dimensión de magnitud: constricción pasiva de la caída
En 2019-2020, Bitcoin retrocedió hasta un 70% (mínimo pandémico). Sin cisnes negros, el retroceso lógico actual es del 50%-60%, equivalentes a $50.000-$62.000. La bajada de tipos y QE crearán un “suelo de liquidez”: si el precio se acerca al coste institucional ($89.000), los flujos a ETF tenderán a sostener el mercado. Así, la caída será “amortiguada” por la política monetaria, reduciendo la probabilidad de un bear market profundo (por debajo de $50.000).
Cálculos más precisos requieren incorporar indicadores como MVRV-Z Score y Puell Multiple. Aunque el MVRV ha caído desde máximos, sigue por encima del área típica de suelo (<1.0), lo que sugiere que aún se requieren 3-6 meses de compresión de valoración. La bajada de tipos y QE pueden acortar, pero no evitar por completo este proceso.
Dimensión estructural: de “bear market generalizado” a “bear market estructural”
Tradicionalmente, el bear market implica caídas generalizadas, pero esta vez puede haber ajustes diferenciados:
• Bitcoin: mínimo retroceso gracias al apoyo de ETF y demanda institucional, fuerte soporte en $60.000-$70.000
• Ethereum: rendimiento intermedio, afectado por la competencia Layer2 y mayor ratio de staking
• Altcoins: los proyectos sobrerrevaluados y sin fundamentales pueden caer un 70%-90%, completando una limpieza total
Esta diferenciación estructural invalida las estrategias indexadas; será esencial seleccionar proyectos con ingresos reales, crecimiento de usuarios y ventajas técnicas.
V. Evolución de la teoría de ciclos: del determinismo mecánico al sistema adaptativo complejo
El ciclo cuatrienal de Bitcoin no ha muerto, pero su dinámica ha evolucionado hacia un sistema adaptativo complejo. El halving sigue siendo un shock predecible desde la oferta, pero su efecto sobre el precio se ve modulado por:
1. Función de comportamiento institucional: la entrada de capital institucional cambia la lógica de juego. El ciclo tradicional dependía del “comportamiento uniforme” minorista, mientras que los institucionales adoptan estrategias heterogéneas, algunos beneficiándose del anticiclo y generando retroalimentación negativa.
2. Variable macro exógena: la política de la Fed ya no es ruido de fondo, sino motor central. El modelo “stock-to-flow” de Bitcoin debe incorporar un término “liquidity-to-risk”, llevando a una ecuación de precio más compleja. Esto explica el carácter “templado” del ciclo 2025: las subidas de tipos y reducción de balance neutralizaron el impulso del halving.
3. Efecto de saturación narrativa: la narrativa “bull market tras halving” pierde impacto marginal en cada ciclo, erosionando su valor informativo. El mercado necesita nuevas grandes narrativas (“activo reserva global”, “store of value en la era IA”) para desencadenar la próxima ola de entusiasmo.
Así, el análisis de ciclos futuro debe utilizar modelos multifactoriales: ciclo (30% peso) + liquidez (40%) + comportamiento institucional (20%) + intensidad narrativa (10%). Cualquier predicción basada en un solo factor será sesgada.
VI. Estrategia de inversión: buscando alfa entre ciclo y política monetaria
Ante la tensión entre ciclo y macro, los inversores deben actualizar su marco estratégico:
Corto plazo (3-6 meses): mantener postura defensiva, exposición spot <50%, reservar liquidez y esperar dos señales de confirmación:
• Señal 1: Bitcoin cae por debajo de $70.000, entrando en zona estratégica de acumulación institucional
• Señal 2: La Fed anuncia claramente el calendario de QE y el Nasdaq sube más del 15%
Medio plazo (6-12 meses): construir posición central en el rango $60.000-$70.000, priorizando Bitcoin y proyectos RWA destacados. Utilizar opciones (venta de puts fuera de dinero) para mejorar yield, manteniendo exposición al alza.
Largo plazo (12-24 meses): posicionarse para el halving de 2028, centrarse en proyectos con tokenomics deflacionarios y modelos de ingreso real. El ciclo no desaparece, pero su “efecto compuesto” se reflejará más en los activos de calidad que en el beta de mercado.
Lista de vigilancia macro:
• Dot plot de la Fed y datos semanales de balance (indicador WALCL)
• Flujos netos de entrada/salida en ETF de Bitcoin
• Correlación a 30 días entre Nasdaq y Bitcoin
• Variación de la capitalización de stablecoins (USDT+USDC)
VII. Conclusión: el ciclo no ha muerto, pero los participantes deben evolucionar
El ciclo cuatrienal de Bitcoin no ha sido eliminado por la política de liquidez de la Fed, sino que se ha integrado en una narrativa macro mucho mayor. La bajada de tipos y QE no revertirán inmediatamente el bear market, pero sí alterarán significativamente su timing, profundidad y estructura. La experiencia histórica muestra que la transmisión de liquidez conlleva retardos inevitables, que la lógica de capital institucional prevalece sobre la emoción minorista y que la evolución regulatoria ha rediseñado la curva riesgo-retorno.
Para el inversor, esto implica una actualización forzosa del marco mental: abandonar la confianza en el calendario mecánico de ciclos, adoptar una visión dinámica multifactorial; desechar la idea simplista de “liquidez = subidas explosivas”, comprender la jerarquía de transmisión de la liquidez en activos de riesgo; superar la estrategia primitiva de “hodl y esperar”, y construir un sistema de inversión tridimensional que integre timing, selección de activos y estrategias.
Como revela la teoría de sistemas complejos, el mercado de Bitcoin está evolucionando de un “reloj cíclico” a un “organismo adaptativo”. Su ritmo persiste, pero ya no es mecánicamente preciso; su tendencia sigue al alza, pero el camino es más sinuoso. En esta evolución, solo quienes entiendan las reglas y se adapten al cambio podrán atravesar el ciclo y capturar valor a largo plazo con certidumbre.
¿Crees que este bear market será diferente? ¿O seguirás apostando por el bull market? Te invito a compartir tu opinión en los comentarios.
Espero debatir contigo.
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