Ray Dalio acaba de lanzar una opinión interesante sobre la fiebre del oro de la IA. Sostiene que los verdaderos ganadores no serán esos gigantes tecnológicos valorados en billones de dólares en los que todos están invirtiendo. ¿En cambio? El valor real recaerá en los usuarios y empresas que apliquen la IA.

Su razonamiento tiene sentido si lo piensas. La concentración del mercado está alcanzando niveles extremos en este momento, y esas valoraciones de megacapitalización están muy estiradas. Cuando todo el mundo se agolpa en los mismos nombres, normalmente es cuando deberían sonar las alarmas.

La conclusión que plantea es la clásica de Dalio: la diversificación ya no es opcional, es cuestión de supervivencia. En lugar de perseguir las apuestas obvias, quizá el dinero inteligente debería fijarse en quién está implantando esta tecnología de manera efectiva.