Los recién llegados al mercado de criptomonedas suelen cometer el mismo error: dejarse llevar por lo que está en tendencia y terminar siendo las vacas sacrificadas. Para romper este ciclo, lo clave es establecer un marco de inversión propio.

Primero, hay que saber escoger proyectos, ya que el techo de rendimiento está allí. No basta con mirar solo las monedas con nombres atractivos, hay que analizarlas desde tres ángulos. En el aspecto técnico, al revisar la whitepaper, enfócate en el mecanismo de consenso y el algoritmo central, y ten cuidado con las bifurcaciones que solo copian y pegan. En la parte de aplicaciones, debe haber un escenario de negocio real; en áreas como DeFi o NFT, que puedan resolver problemas prácticos. Los tokens que solo cuentan historias y conceptos deben evitarse. Desde la perspectiva ecológica, es donde más se puede detectar la manipulación; observa los datos en la cadena—distribución de direcciones de posesión, actividad diaria, volumen de transacciones en DEX—para determinar si la tendencia es genuina o solo un engaño.

El segundo paso es la asignación de fondos. No uses tus gastos de vida para hacer trading, es más seguro usar dinero en excedente, recomendando no más del 10%-20% de los ingresos disponibles. La diversificación es muy importante; divide tu cartera según el nivel de riesgo. Los activos principales como BTC y ETH pueden tener una mayor proporción, mientras que las monedas de crecimiento o especulación deben tener una participación menor para probar. Así, si un proyecto fracasa, no afectará a toda la cartera.

El control del riesgo es un indicador clave. Establece stops dinámicos: si los activos principales caen un 20%-30%, corta pérdidas; las monedas de crecimiento, un 30%-40%; y las de especulación, un 40%-50%. Si se rompen esos límites, vende inmediatamente. Para tomar ganancias, realiza ventas en varias etapas, sin ser codicioso; si los activos principales alcanzan un 50%-100% de ganancia, reduce gradualmente la posición. Revisa periódicamente tus registros de operaciones y ajusta tu estrategia continuamente.

Por último, y quizás lo más olvidado: la mentalidad. No dejes que el FOMO te impulse a comprar en alza, ni caigas en pánico y vendas en bajada. Antes de comprar o vender, haz tu tarea. La inversión es a largo plazo; no sueñes con hacerte rico de la noche a la mañana. Supera la avaricia y el miedo, y mantén tus límites de ganancia y pérdida. Construir un sistema requiere tiempo y esfuerzo, aprende y practica constantemente para mantenerte firme en el mercado.