¿Realmente cuánto vale una medalla de oro olímpica para los atletas? La respuesta podría sorprenderte

¿Crees que ganar una medalla de oro olímpica en París significa que estás sosteniendo casi 45.000 dólares en metales preciosos? Piénsalo de nuevo. Aunque los precios del oro rondan máximos históricos, la composición real de estos codiciados premios cuenta una historia muy diferente sobre su valor material.

La realidad del metal tras la gloria

Cada medalla de oro entregada en los Juegos Olímpicos de Verano pesa aproximadamente 529 gramos—un poco menos de 19 onzas. En apariencia, si estuviera hecha de oro puro a las tasas actuales del mercado, que rondan los 2.400 dólares por onza, se esperaría que cada pieza valiera mucho más de 45.000 dólares. Pero aquí está el truco: las medallas de oro olímpicas contienen mucho menos oro de lo que su nombre sugiere.

El Comité Olímpico Internacional exige que las medallas de oro tengan al menos un 92.5% de plata en su composición. En realidad, solo 6 gramos de toda la medalla son oro real, aplicado como un recubrimiento sobre una base de plata. Los restantes 523 gramos consisten en plata—un metal mucho menos valioso que el oro debido a su mayor abundancia en el mercado.

Desglosando las matemáticas: esos 6 gramos de oro tienen un valor de fundición de aproximadamente 500 dólares, mientras que los 523 gramos de plata aportan aproximadamente otros 500 dólares. ¿Valor total en metales preciosos? Aproximadamente 1.000 dólares. (Como dato curioso, las medallas de este año en París también contienen hierro reciclado de la estructura histórica de la Torre Eiffel.)

Los valores de subasta cuentan la historia real

Aquí es donde las cosas se ponen interesantes para los ganadores de medallas. Aunque el material bruto solo podría obtener unos 1.000 dólares, los precios reales en mercado de subastas son sustancialmente más altos. Según Bobby Livingston, vicepresidente ejecutivo de RR Auction con sede en Boston, una medalla de oro olímpica de un atleta con reconocimiento público moderado en los Juegos de París 2024 podría venderse de manera realista por entre 15.000 y 30.000 dólares inmediatamente después de la ceremonia de clausura.

El precio final de martillo depende de múltiples factores que trabajan en conjunto:

Estatus legendario y momentos históricos influyen en el valor máximo. La medalla de Berlín 1936 de Jesse Owens se vendió por casi 1,5 millones de dólares—un récord que refleja tanto el estatus icónico del atleta como el contexto histórico de la medalla. De manera similar, objetos relacionados con momentos como la “Milagro en el Hielo” en 1980, que ganó el equipo de hockey, alcanzan precios premium entre los coleccionistas.

La fama del atleta juega un papel destacado. Medallas pertenecientes a nombres conocidos—como la gimnasta Simone Biles, el nadador Michael Phelps o el velocista Usain Bolt—podrían alcanzar precios superiores a 100.000 dólares. Sin embargo, Livingston señala una advertencia importante: los atletas de élite rara vez venden sus medallas durante su vida, lo que hace que tales ventas sean extraordinariamente raras y que las valoraciones teóricas sean elevadas.

La narrativa en torno a la venta influye significativamente en la puja. Las medallas vendidas para beneficiar organizaciones benéficas o aquellas con una procedencia bien documentada atraen ofertas más competitivas que las piezas sin marca.

Condición física y presentación completan la ecuación. Una medalla en condiciones impecables, con certificados originales y memorabilia acompañante, naturalmente supera a una en estado desgastado.

La paga directa: lo que realmente dan los gobiernos y federaciones a los atletas

Más allá de lo que sus medallas puedan obtener en Sotheby’s, los campeones olímpicos reciben una compensación económica directa que a menudo supera con creces el valor coleccionable de la medalla. Aquí es donde reside el verdadero incentivo económico para los atletas medallistas.

El programa Operation Gold de Team USA ofrece la referencia más conocida: 37.500 dólares por oro, 22.500 por plata y 15.000 por bronce ganados por atletas estadounidenses. Estos pagos representan ingresos significativos, pero palidecen en comparación con las ofertas en algunos mercados asiáticos.

Atletas de Hong Kong, Singapur y Taiwán disfrutan de recompensas gubernamentales sustancialmente mayores—cada medallista de oro recibe una compensación equivalente a más de 600.000 dólares. Esta enorme disparidad refleja el énfasis estratégico de estos países en el éxito deportivo internacional como una cuestión de orgullo nacional y poder blando.

Organizaciones deportivas específicas añaden incentivos adicionales. El fondo Medalla VIVIR EL SUEÑO de USA Wrestling otorga 250.000 dólares a los luchadores que ganan oro, con 50.000 y 25.000 para plata y bronce respectivamente. La World Athletics, organismo rector del atletismo con sede en Mónaco, destinó un total de 2,4 millones de dólares para los Juegos Olímpicos de París—pagando 50.000 dólares a cada uno de los 48 atletas que ganaron oro en su deporte.

La Asociación Internacional de Boxeo implementó un sistema escalonado para París: 100.000 dólares en total para los medallistas de oro (divididos en 50.000 para el atleta, 25.000 para la federación nacional, 25.000 para el entrenador), con 50.000 y 25.000 para los de plata y bronce, además de 10.000 para los que quedaron en cuarto y quinto lugar.

La conclusión: valor material versus valor de mercado

El valor de una medalla de oro olímpica finalmente depende de tu perspectiva. Como material bruto, vale aproximadamente 1.000 dólares. Como objeto de colección, potencialmente entre 15.000 y 30.000 dólares para campeones menos conocidos, o cifras de seis o siete dígitos para atletas legendarios. Como incentivo, desbloquea entre 15.000 y más de 600.000 dólares, dependiendo de la nacionalidad y el deporte.

La mayoría de los atletas olímpicos dedican toda su carrera a perseguir estas medallas y rara vez optan por venderlas. Afortunadamente, la mayoría de los países y organismos deportivos reconocen este apego emocional proporcionando bonificaciones en efectivo sustanciales que superan con creces el valor intrínseco o de mercado de la medalla. La verdadera riqueza no reside en el metal en sí, sino en lo que ganar esa medalla representa.

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