Imagina que hubieras invertido $1,000 en Apple el 4 de febrero de 1997, justo el día en que Steve Jobs regresó a la compañía que cofundó en el garaje de sus padres. Avanzando hasta hoy, esa inversión valdría la asombrosa cantidad de $1,343,269. Para poner esto en perspectiva, la misma apuesta de $1,000 en el índice Nasdaq habría crecido hasta solo $11,038, mientras que un tracker del S&P 500 alcanzaría solo $6,140. El precio ajustado de las acciones de Apple subió de $0.137277 a $184.40, una ganancia increíble del 134,227%.
¿Por qué Steve Jobs dejó Apple (Y volvió)?
El camino no fue lineal. De hecho, Jobs se separó de Apple en 1985 tras una lucha de poder con el CEO John Sculley. Durante sus 11 años de ausencia, fundó NeXT y adquirió Pixar, movimientos que parecían desvíos pero resultaron fundamentales. El punto de inflexión llegó cuando la junta de Apple tomó una decisión estratégica: adquirir NeXT a finales de 1996, lo que efectivamente devolvió al visionario emprendedor a la compañía. No fue coronado inmediatamente como CEO—Gil Amelio ocupó ese cargo inicialmente—pero la influencia de Jobs se hizo innegable en cuestión de meses.
Reconfigurando un imperio
Una vez al mando, Jobs emprendió una reestructuración implacable de productos y orquestó una asociación que cambió su vida con Microsoft Corp., un movimiento que muchos consideraban imposible en ese momento. Su filosofía de liderazgo se centraba en la simplicidad y una visión audaz. “No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes conectarlos mirando hacia atrás”, afirmó con famosa frase. Esta mentalidad se tradujo en productos revolucionarios: el iMac redefinió la informática personal, el iPod y iTunes democratizaron la música digital, el MacBook se convirtió en el estándar de oro para portátiles, y luego llegó el cambio tectónico: el iPhone y el iPad.
De la revolución a la visión
El iPhone por sí solo validó el regreso de Jobs y transformó industrias enteras. Cada lanzamiento de producto parecía inevitable en retrospectiva, pero parecía imposible antes. Aunque Jobs falleció en 2011, su legado continuó a través del liderazgo de Tim Cook, más visible en el Apple Vision Pro. Este dispositivo de computación espacial, con un precio de $3,500, representa la aventura más ambiciosa de Apple después de Jobs. Cook ha llamado a su tecnología “asombrosa”, apostando a que la compañía puede avanzar más allá del contenido plano en 2D hacia experiencias inmersivas en 3D. Las unidades iniciales vendieron entre 160,000 y 180,000 dispositivos, con proyecciones de analistas que sugieren 600,000 unidades para fin de año, marcando otro posible punto de inflexión en la trayectoria de Apple.
El resultado de $1.3M no fue solo suerte—fue el efecto compuesto de una ejecución implacable respaldada por un pensamiento visionario que solo Steve Jobs pudo catalizar.
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Cómo $1,000 en acciones de Apple hace 28 años se convirtieron en $1.3M: El efecto Steve Jobs
Las cifras que impactan
Imagina que hubieras invertido $1,000 en Apple el 4 de febrero de 1997, justo el día en que Steve Jobs regresó a la compañía que cofundó en el garaje de sus padres. Avanzando hasta hoy, esa inversión valdría la asombrosa cantidad de $1,343,269. Para poner esto en perspectiva, la misma apuesta de $1,000 en el índice Nasdaq habría crecido hasta solo $11,038, mientras que un tracker del S&P 500 alcanzaría solo $6,140. El precio ajustado de las acciones de Apple subió de $0.137277 a $184.40, una ganancia increíble del 134,227%.
¿Por qué Steve Jobs dejó Apple (Y volvió)?
El camino no fue lineal. De hecho, Jobs se separó de Apple en 1985 tras una lucha de poder con el CEO John Sculley. Durante sus 11 años de ausencia, fundó NeXT y adquirió Pixar, movimientos que parecían desvíos pero resultaron fundamentales. El punto de inflexión llegó cuando la junta de Apple tomó una decisión estratégica: adquirir NeXT a finales de 1996, lo que efectivamente devolvió al visionario emprendedor a la compañía. No fue coronado inmediatamente como CEO—Gil Amelio ocupó ese cargo inicialmente—pero la influencia de Jobs se hizo innegable en cuestión de meses.
Reconfigurando un imperio
Una vez al mando, Jobs emprendió una reestructuración implacable de productos y orquestó una asociación que cambió su vida con Microsoft Corp., un movimiento que muchos consideraban imposible en ese momento. Su filosofía de liderazgo se centraba en la simplicidad y una visión audaz. “No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes conectarlos mirando hacia atrás”, afirmó con famosa frase. Esta mentalidad se tradujo en productos revolucionarios: el iMac redefinió la informática personal, el iPod y iTunes democratizaron la música digital, el MacBook se convirtió en el estándar de oro para portátiles, y luego llegó el cambio tectónico: el iPhone y el iPad.
De la revolución a la visión
El iPhone por sí solo validó el regreso de Jobs y transformó industrias enteras. Cada lanzamiento de producto parecía inevitable en retrospectiva, pero parecía imposible antes. Aunque Jobs falleció en 2011, su legado continuó a través del liderazgo de Tim Cook, más visible en el Apple Vision Pro. Este dispositivo de computación espacial, con un precio de $3,500, representa la aventura más ambiciosa de Apple después de Jobs. Cook ha llamado a su tecnología “asombrosa”, apostando a que la compañía puede avanzar más allá del contenido plano en 2D hacia experiencias inmersivas en 3D. Las unidades iniciales vendieron entre 160,000 y 180,000 dispositivos, con proyecciones de analistas que sugieren 600,000 unidades para fin de año, marcando otro posible punto de inflexión en la trayectoria de Apple.
El resultado de $1.3M no fue solo suerte—fue el efecto compuesto de una ejecución implacable respaldada por un pensamiento visionario que solo Steve Jobs pudo catalizar.