La ola de las redes sociales descentralizadas avanza con fuerza, prometiendo a los usuarios propiedad total e interacción auténtica. Suena muy bien, pero ¿qué hay de la realidad? Un problema invisible está carcomiendo todo el ecosistema: el fraude de datos.

Imagina que construyes una majestuosa catedral sobre arena movediza. Por muy hermosa que sea por fuera, si los cimientos están podridos, toda la estructura terminará cayendo tarde o temprano. SocialFi es así. Esas cuentas falsas, los datos de interacción inflados, las evaluaciones inventadas, cada uno de ellos está erosionando la confianza más básica entre los usuarios. ¿Y la confianza? Esa es la raíz de toda red social.

Las cuentas robotizadas proliferan, los indicadores falsos vuelan por doquier, las evaluaciones falsas abundan. Estos problemas aparentemente menores, en realidad están socavando la credibilidad de todo el ecosistema. Cuando no sabes qué interacción es real y cuál ha sido inflada, ¿qué valor tiene esa plataforma? Los usuarios huirán, los proyectos colapsarán. Una vez que se pierde la confianza, es muy difícil volver a construirla.