En el mercado de trading, no se trata de quién es más inteligente, sino de quién puede salir primero de la trampa de sus propias emociones. Los que ven con claridad las debilidades y mantienen la lucidez, cosechan a los perdidos en la confusión de la avaricia y el miedo. La verdadera riqueza no es la cantidad de dinero, sino la estabilidad emocional. Muchos traders cambian de opinión cada tres días, y sus emociones fluctúan más que las velas del gráfico.
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En el mercado de trading, no se trata de quién es más inteligente, sino de quién puede salir primero de la trampa de sus propias emociones. Los que ven con claridad las debilidades y mantienen la lucidez, cosechan a los perdidos en la confusión de la avaricia y el miedo. La verdadera riqueza no es la cantidad de dinero, sino la estabilidad emocional. Muchos traders cambian de opinión cada tres días, y sus emociones fluctúan más que las velas del gráfico.