Anoche, un gran colapso en los metales preciosos: la plata subió un 6% en un solo día alcanzando un máximo histórico y luego cayó un 10%, el oro siguió la caída, y todos los sectores de metales preciosos quedaron devastados. ¿Cómo deberíamos ver el mercado en el futuro?



El mercado de metales preciosos de ayer (29 de diciembre) fue una montaña rusa de extremo a extremo, especialmente la plata, que cayó directamente del cielo al infierno, una verdadera jornada de lunes negro.

La plata fue la más afectada en esta caída: en medio del día subió un 6% alcanzando un máximo histórico, casi continuando la tendencia alcista, pero de repente empezó a caer en caída libre sin aviso, con una caída intradía del 10%; desde su punto más alto, en poco tiempo, se evaporaron el 15% de su valor de mercado. Cuanto más subía, más fuerte era la caída.

También sufrió todo el sector de metales preciosos: el oro cayó más del 4% en sincronía, los futuros de platino cayeron más del 14%, y el paladio aún más, con una caída que superó el 16%. Los cuatro metales preciosos sufrieron una caída colectiva, una verdadera destrucción en toda regla. Las acciones mineras de metales preciosos en EE. UU. tampoco se salvaron, con una caída generalizada y lamentos por doquier.

La razón de este colapso abrupto no se debe a una sola causa, sino a múltiples riesgos que explotaron en conjunto. En pocas palabras, fue una corrección inevitable tras una subida demasiado loca. La causa específica es bastante comprensible:
Primero, y lo más importante: esta subida se basó en fundamentos muy débiles, solo impulsada por especulación de capital. Cuanto más fuerte subía, más fuerte sería la corrección. La subida de los metales preciosos en este año ya fue desproporcionada, con la plata casi alcanzando un 150% de aumento en el año, y el oro subiendo más del 70%, ambos máximos históricos en años. Este tipo de subida rápida en el corto plazo acumuló una enorme cantidad de ganancias, y muchos fondos estaban listos para salir en cuanto vieron que la tendencia se revertía. Además, UBS aclaró que esta subida no se sustentaba en una demanda real, sino en una «falta de liquidez en el mercado» — en otras palabras, en que los fondos que podían sostener grandes movimientos no eran suficientes, y el mercado era muy «ligero». Solo hace falta que grandes fondos empiecen a vender para que los precios colapsen, como burbujas de jabón que parecen brillantes pero se rompen con un simple toque.

Segundo, el rebote a corto plazo del dólar fue la chispa que desató la caída. El dólar y los metales preciosos siempre tienen una relación inversa; cuando el dólar se fortalece, el oro y la plata, que se valoran en dólares, se vuelven más caros para los inversores en otras monedas, reduciendo la demanda. Cuando la demanda disminuye, los precios no pueden sostenerse. Los metales preciosos, ya en niveles altos, fueron golpeados duramente por este rebote del dólar, acelerando su caída.

Tercero, la fiebre de las posiciones cortas en el pasado ya acumulaba riesgos. Algunas instituciones ya habían advertido que esta tendencia alcista en la plata había llegado a una «fase de euforia», claramente impulsada por cortos forzados a cubrir sus posiciones. Este tipo de mercado se caracteriza por una gran volatilidad y movimientos extremos, que parecen atractivos pero en realidad son muy riesgosos. Además, ya había señales de advertencia: los precios de oro y plata estaban relativamente bajos en comparación, y el índice de miedo (VIX) seguía alto, lo que indicaba que la plata ya había sobrepasado su valor razonable, y una caída a corto plazo era inevitable.

Cuarto, la expectativa de una mayor demanda industrial no se cumplió, y esto eliminó un soporte importante. La plata, a diferencia del oro, tiene una fuerte componente industrial, especialmente en sectores como la energía solar, que requiere plata en gran cantidad. El mercado había estado especulando con una gran demanda industrial, lo que elevó aún más el precio de la plata. Pero en realidad, la demanda industrial no alcanzó los niveles esperados; cuando la especulación financiera disminuyó, la demanda industrial no pudo sostener estos precios elevados, y la caída fue más pronunciada.

Tras analizar las causas del desplome, lo que más preocupa a todos es: ¿cómo afectará esta caída a la industria de metales preciosos en las acciones de A-share hoy?
La respuesta es clara: lo más probable es que las acciones de metales preciosos en A-share abran con una caída significativa o incluso en mínimos, sin mucho margen de duda.
Por un lado, la transmisión emocional directa: los mercados globales de metales preciosos están interconectados. La caída colectiva del oro, la plata, el platino y el paladio a nivel internacional arrastrará a las acciones relacionadas en A-share, como las de minería y refinación de oro y plata, que seguramente se desplomarán por esta ola de malas noticias, incluso si ayer tuvieron un buen desempeño.
Por otro lado, los cambios en las expectativas de beneficios: aunque los precios de los metales no siempre se reflejan directamente en las acciones, los beneficios futuros sí dependen en gran medida del precio de los metales. Cuando los precios caen, el mercado ajustará a la baja las expectativas de beneficios y las valoraciones de estas empresas, especialmente aquellas con altos costos o muy sensibles a los precios del metal, que verán caer sus acciones más notablemente. Además, las acciones de metales preciosos en A-share también subieron bastante en los últimos meses, siguiendo la tendencia internacional, por lo que muchas ganancias ya se han realizado y podrían salir en esta ola de malas noticias, generando presión adicional.

Por último, y no menos importante: ¿cómo será el futuro de los metales preciosos? ¿Qué deben hacer los inversores? La clave está en estas 4 señales principales, que hay que seguir de cerca:
✅ Primero, observar la «capacidad de absorción de liquidez», que es la clave más importante. La causa principal de esta caída fue la falta de liquidez. Lo que determinará si el mercado puede estabilizarse será si hay suficiente compra para absorber las ganancias de los que venden. Si el mercado sigue con poca liquidez y muy ligero, la tendencia seguirá siendo volátil y con grandes oscilaciones; si hay compras continuas que estabilicen los precios, el riesgo de caída se irá disipando lentamente.

✅ Segundo, observar la «emoción del mercado»: ¿la euforia se ha disipado por completo? Antes, había una avaricia generalizada por comprar en máximos, pero tras la caída, ¿la emoción se vuelve de miedo o incluso de desesperación? Si el miedo se extiende, probablemente habrá otra ola de ventas y los precios seguirán bajando; si la emoción se calma y no se vuelve extrema, el mercado podría estabilizarse. Es recomendable seguir el índice de miedo (VIX) y el volumen de operaciones; si ambos se estabilizan, la confianza también lo hará.

✅ Tercero, seguir la «tendencia del dólar». Si el dólar continúa fortaleciéndose, los metales preciosos seguirán presionados y será difícil que tengan una recuperación rápida; pero si el dólar solo tiene un rebote a corto plazo y luego vuelve a debilitarse, los metales podrán encontrar soporte y recuperarse lentamente. La fortaleza o debilidad del dólar determina en gran medida el ritmo de subida o bajada de los metales en el corto plazo.

✅ Cuarto, vigilar los «niveles de soporte técnico». Tras una caída fuerte, los precios suelen buscar niveles de soporte para estabilizarse. Es importante ver si la plata puede mantenerse cerca de los 70 dólares y si el oro puede sostener niveles clave. Si los precios se mantienen por encima del soporte sin hacer nuevos mínimos, será una señal de que el mercado ha tocado fondo; si los precios rompen estos niveles, probablemente habrá otra caída adicional.

En resumen: esta caída en los metales preciosos no fue una noticia repentina e inesperada, sino una corrección natural tras una sobrecompra y acumulación de riesgos. Es una «corrección normal por exceso de subida». A corto plazo, los metales seguirán en un proceso de oscilación, con alta volatilidad. Los inversores comunes no deben apresurarse a comprar en estos momentos, ni dejarse tentar por rebotes a corto plazo. Lo más prudente ahora es observar y esperar a que el mercado se estabilice y las señales sean claras. Para quienes ya tienen posiciones, es fundamental gestionar bien el riesgo y no mantener posiciones por pura esperanza, para evitar quedar atrapados en movimientos extremos.

La lógica a largo plazo de los metales preciosos no ha cambiado; solo se ha roto la burbuja especulativa a corto plazo. Cuando el mercado se calme y los precios vuelvan a la racionalidad, los activos de calidad seguirán teniendo espacio para recuperarse. Pero este proceso requiere paciencia.
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