La reacción en contra de la IA está intensificando la tensión. Lo que comenzó como preocupaciones de nicho se ha convertido en escepticismo generalizado, y el impulso sigue creciendo.

Las personas están haciendo preguntas más difíciles ahora: ¿Quién controla estos sistemas? ¿Qué pasa con la privacidad? ¿Podemos confiar en los resultados? Estas ya no son preocupaciones triviales. Desde usuarios cotidianos hasta insiders de la industria, la resistencia se vuelve imposible de ignorar.

En el espacio Web3, esta conversación tiene un matiz diferente. Siempre hemos defendido la descentralización y la soberanía del usuario, por lo que la narrativa de IA centralizada choca naturalmente con nuestros valores. Algunos proyectos están explorando modelos de IA descentralizados, otros están rechazando por completo el bombo publicitario.

La pregunta clave: ¿Pueden la IA y Web3 encontrar un terreno común, o nos dirigimos hacia una división más profunda? De cualquier manera, la conversación está lejos de terminar—solo acaba de comenzar.