Hablando de esta tendencia, quizás lo más doloroso sea no haber visto explotar las altcoins. La locura que esperábamos no llegó, y eso es un poco decepcionante. Pero verlo desde otra perspectiva resulta interesante: el valor total de mercado de los activos criptográficos, en comparación con el pico del último ciclo alcista, aún ha registrado un aumento de más del 50%. ¿Qué significa esto? Significa que la base fundamental en realidad no tiene problemas.

¿Dónde está el problema? Hay demasiadas altcoins, memecoins y todo tipo de pequeñas criptomonedas. Solo las que alguna vez superaron los 1000 dólares suman decenas de miles, y tanta variedad dispersa la atención de los inversores, dejando a todos atónitos.

Este fenómeno es bastante similar a la burbuja inmobiliaria en China continental. A simple vista parece un desastre, pero en realidad es una buena noticia. Los precios de las viviendas caen en picado, la oferta de casas aumenta, los consumidores tienen más opciones y la calidad de vida en general mejora. Lo más importante es que estas fluctuaciones extremas educan al mercado — las acciones hablan más que las palabras. ¿Quién todavía se atreve a soñar con que los precios de las viviendas suban para siempre?

Lo mismo se aplica en el mundo de las criptomonedas. Aquellas monedas sin fundamentos sólidos, sin aplicaciones reales y que solo se basan en especulación, están destinadas a terminar en la basura de la historia. Los proyectos con valor a largo plazo sobresaldrán. Los inversores también están siendo educados por el mercado: aprender a no usar apalancamiento, no endeudarse en exceso y enfocar su atención en los activos que realmente valen la pena.

Hay una frase clásica: las personas que no entienden de inversiones se aferran a la seguridad, mientras que quienes sí entienden buscan oportunidades en la incertidumbre. La volatilidad del mercado no es lo aterrador; lo que da miedo es tomar la dirección equivocada. Abraza la volatilidad, pero elige bien tus objetivos.