Volver a 2025, definir simplemente ese año como «mercado alcista» o «mercado bajista» parece un poco superficial. Como se esperaba, Bitcoin alcanzó un nuevo máximo histórico de 120,000 dólares, pero en otras áreas del sector apenas se levantaron olas. Todo el año, las mismas quejas: falta de innovación, difícil encontrar modelos de negocio, la volatilidad del mercado impulsada por unos pocos personajes clave.

Hubo muchos momentos históricos. Los líderes de los países con mayor influencia global transmitiendo en vivo en plataformas sociales para emitir tokens; un importante exchange enfrentándose a un ataque de hackers de nivel histórico, que se llevaron directamente 1.5 mil millones de dólares; y momentos de impacto, como el colapso del 11 de octubre, cuando 20 mil millones de dólares se liquidaron en un instante, estableciendo un récord.

Pero también hay esperanza. La stablecoin, un concepto que antes solo circulaba en el mundo de las criptomonedas, se rompió en la corriente principal con la salida a bolsa de Circle. En junio, en el mundo financiero global solo se discutía una pregunta: «¿Qué es exactamente una stablecoin?». Como resultado, los expertos en hacer dinero también comenzaron a emitir stablecoins, y los gigantes tecnológicos quisieron participar. Las predicciones del mercado fueron aún más exageradas, atrayendo un enorme flujo de tráfico gracias a las elecciones presidenciales de EE. UU., logrando colarse en la vista del público general como una «herramienta de sondeo de opinión pública» y haciendo que tanto la financiación como el volumen de transacciones se dispararan.

En este mercado extremadamente fragmentado, hemos visto altibajos emocionales. El mercado de criptomonedas en 2025 sigue siendo algo que todos los participantes deben tomar en serio.