La brecha regulatoria en los mercados de criptomonedas sigue ampliando el problema. Mientras que los mercados tradicionales de valores aplican reglas estrictas contra el uso de información privilegiada, el fraude y la manipulación del mercado—respaldadas por sanciones severas—el espacio cripto opera en un entorno legal fragmentado. Las diferentes jurisdicciones aplican estándares inconsistentes, y la aplicación de la ley es, en el mejor de los casos, dispersa. Hasta que los activos cripto no enfrenten el mismo rigor regulatorio, las mismas definiciones legales y estructuras de sentencia idénticas que los mercados financieros convencionales, los actores malintencionados seguirán explotando estos vacíos legales. Nivelar el campo de juego no es solo cuestión de justicia; se trata de la integridad del mercado.