¿La parte más difícil de Web3? La complejidad. Cada operación es como un nivel en un juego: elegir la plataforma, confirmar permisos, rastrear transacciones, gestionar riesgos; los principiantes simplemente no pueden manejarlo.

Pero, ¿y si hubiera algo que te ayudara a ahorrar esfuerzo? Imagina que solo tienes que decirle tus objetivos, y el resto se hace automáticamente—

Por ejemplo, dile: "Convierte las ganancias en DEX en U cada martes y luego invierte en BTC de forma periódica". Y luego puedes dedicarte a otras cosas con tranquilidad. Él se encargará de gestionar las transacciones entre protocolos, ejecutar las operaciones, hasta completar la tarea. No necesitas hacerlo manualmente cada vez, ni preocuparte por perder el mejor momento.

Eso es lo que realmente necesita Web3: hacer que lo complejo sea simple, para que los usuarios puedan centrarse en los resultados, no en el proceso.