¿Alguna vez te has preguntado, en la era de Internet, qué es lo que realmente sigue el dinero?

La respuesta de las finanzas tradicionales es muy sencilla: sigue las licencias, sigue las calificaciones crediticias, sigue esas instituciones de élite en los edificios de oficinas. La historia de Wall Street en un siglo, en esencia, es un grupo de instituciones de primer nivel (Goldman Sachs, Morgan Stanley, etc.) que, a través de una enorme acumulación de historia, se han convertido en un "imán de confianza" — el dinero fluye automáticamente hacia estos lugares. ¿Quieres entrar en este círculo? Primero paga la exorbitante "tarifa de entrada de confianza": gasta mucho en licencias, escala en las calificaciones crediticias, apoya a los grandes. La confianza ha sido monopolizada, se ha convertido en un bien escaso, solo se vende a VIP. ¿Ideas innovadoras? Lamentablemente, primero hay que pagar la "tarifa de protección" a los beneficiarios existentes.

La cadena de bloques (blockchain) originalmente buscaba una revolución: reemplazar las fortalezas de confianza con código, reescribir las reglas del juego con mecanismos transparentes. Suena muy impactante.

Pero la realidad lo ha desmentido. Después de estos años de DeFi, una verdad dolorosa se ha puesto de manifiesto: destruir viejas estructuras es fácil, construir nuevos faros es demasiado difícil. ¿Y qué ha pasado? El dinero todavía corre descontroladamente — siguiendo narrativas de "perros callejeros" desconocidos, saltando en las señales de KOLs con una sola palabra, persiguiendo rumores de segunda mano que se difunden hasta el décimo grado. ¿Qué tipo de revolución financiera es esa? Claramente, solo es cambiar de escenario para apostar.

Hasta que recientemente investigué algunos nuevos proyectos, y allí vi un enfoque diferente. Algunos no buscan construir nuevas "barreras de confianza", sino intentar crear un nuevo "campo de gravedad" — mediante el diseño de mecanismos, operaciones transparentes y participación del usuario, hacer que la confianza se genere de forma natural, en lugar de imponerla de arriba hacia abajo. Esa sí que es una dirección realmente interesante.