La política monetaria del Banco de Japón está acelerando su ajuste, pero el camino hacia la normalización completa aún es largo.

En el tercer trimestre de 2025, el Banco de Japón aceleró claramente la retirada de la expansión cuantitativa. La escala total de activos se redujo en 22.3 billones de yenes respecto al trimestre anterior, retrocediendo un total de 61.2 billones de yenes desde su pico, y finalmente bajó a 695 billones de yenes, el nivel más bajo desde 2022, prácticamente volviendo a la escala de 2020. El objetivo de reducir el balance es directo: impulsar el tipo de cambio del yen y aliviar la presión inflacionaria interna.

Es necesario corregir una afirmación que circula: el rumor de que "el Banco de Japón posee más de la mitad de las acciones de los grandes bancos japoneses" no es cierto. En realidad, el Banco de Japón ya liquidó en julio de 2025 las acciones bancarias que mantenía para la estabilidad financiera, y actualmente no posee ninguna participación relacionada. Además, en la historia, su porcentaje de participación nunca alcanzó ese nivel.

En cuanto a las subidas de tasas, el 19 de diciembre, el Banco de Japón elevó la tasa de interés política al 0.75%, alcanzando un máximo en 30 años. Pero, para ser honestos, esto es solo un pequeño paso desde una política extremadamente acomodaticia hacia un endurecimiento marginal, y todavía hay mucho espacio para la normalización total de la política monetaria.

Sobre el ritmo futuro, hay opiniones diversas en el mercado. El propio Banco de Japón ha indicado que las tasas de interés reales siguen siendo muy bajas y que hay margen para seguir elevándolas, pero la decisión concreta dependerá de tres indicadores clave: el comportamiento del IPC subyacente, los resultados de las negociaciones salariales de primavera y la resiliencia de la recuperación económica. La expectativa principal es que la próxima subida de tasas no comience hasta mediados de 2026, con un objetivo de tasa terminal en 1.25%. Sin embargo, instituciones como Nomura Securities son más conservadoras y creen que en 2026 podría detenerse directamente el aumento de tasas, y que la ventana de ajuste no se abrirá hasta 2027.