Muchas personas confunden el crecimiento ecológico con simplemente "acumular la cantidad de proyectos", pero en realidad esa idea tiene un problema. Lo que realmente determina cuánto puede crecer un ecosistema no es cuántos proyectos hay, sino tres aspectos más fundamentales: si la información puede fluir de manera estable, si las experiencias de éxito pueden ser reutilizadas rápidamente, y si la influencia de la comunidad puede romper las barreras de los círculos cerrados.

Mira, por muy buenas que sean las herramientas o atractiva que sea la narrativa, si los canales de distribución no son efectivos, al final solo podrán autocomplacerse en círculos pequeños, y será difícil generar un crecimiento externo real. Por eso, algunos proyectos, por mucho que se esfuerzen, tienen dificultades para salir del círculo cerrado.

La estrategia de BitTorrent es digna de imitar: convirtió la distribución de un solo punto en una colaboración en red. Cuantos más participantes, mayor será la eficiencia de propagación del sistema y más fuerte su capacidad de resistencia. Aplicado al ecosistema de TRON, esta estructura puede facilitar que tutoriales, herramientas de desarrollo, eventos y contenidos comunitarios se difundan de manera más fluida hacia el exterior, haciendo que el crecimiento sea realmente una expansión continua, en lugar de tener que perseguir una tendencia cada vez para mover algo.