Aquí tienes una opinión controvertida que podría molestar a algunas personas: la idea de que los estadounidenses han perdido poder adquisitivo es fundamentalmente incorrecta. Lo que realmente está sucediendo es mucho más interesante—y mucho más político.

Sí, los titulares sobre inflación están por todas partes. La gente se siente apretada. Pero si miras los datos reales de gasto familiar, la situación se vuelve rápidamente confusa. El poder adquisitivo real no se ha desplomado como afirman los que predicen catástrofes.

Entonces, ¿qué está impulsando esta desconexión? No es la economía ni tu cartera—es la narrativa. La inflación se convirtió en un arma política, y esa narrativa tiene tanta gravedad que la percepción que la gente tiene de su realidad financiera se ha distorsionado. La creencia colectiva de que ya no puedes permitirte nada dice más sobre lo tóxico que se ha vuelto el debate sobre la inflación que sobre si tu dólar realmente vale menos.

La psicología importa más de lo que piensas, especialmente en mercados donde el sentimiento lo determina todo.