La caída de FTX está impactando a toda la industria de las criptomonedas a una velocidad visible a simple vista. Un agujero negro de 8.000 millones de dólares en fondos, más de 100 empresas relacionadas afectadas, y una congelación total de colaboraciones publicitarias y de patrocinio — la escala de esta tormenta ya supera con creces la de Luna y el incidente de Three Arrows Capital.

Cabe recordar que FTX fue uno de los intercambios más grandes del mundo, con usuarios en mercados clave como Asia y Estados Unidos. Su colapso repentino es similar en cierto modo al cierre de la bolsa de Tonghuo en 2014, pero esta vez la situación es diferente — la industria de las criptomonedas ya es una industria verdaderamente global, y las ondas de choque también se han intensificado. Incluso el Partido Demócrata de Estados Unidos ha perdido uno de sus principales patrocinadores, lo que demuestra la magnitud del impacto.

Lo que resulta aún más impactante es que este incidente ha alertado a los reguladores de varios países. En Estados Unidos, ya no pueden quedarse de brazos cruzados; la Casa Blanca, la SEC y la CFTC han actuado juntas. La administración de Biden ha declarado públicamente que está siguiendo de cerca la situación, advirtiendo que las criptomonedas sin regulación pueden dañar a la población general y que es necesario fortalecer las normativas. Desde el gobierno hasta el Congreso, desde los reguladores financieros hasta las agencias de aplicación de la ley, todos están acelerando sus declaraciones.

Una tormenta de regulación estricta contra la industria de las criptomonedas ya se ha convertido en una realidad inevitable.