El sistema fiscal parece estar manipulado cuando lo piensas: pagar o enfrentarte a la cárcel y la confiscación de activos. Sin embargo, de alguna manera, las personas que cometen fraude, malversan fondos o dirigen esquemas Ponzi salen indemnes. La disparidad es evidente. La gente común enfrenta penalizaciones brutales por incumplimiento, mientras que los actores malintencionados en posiciones de poder a menudo escapan a consecuencias graves. Este tipo de aplicación inconsistente de la ley genera desconfianza en las instituciones y plantea preguntas legítimas sobre si el sistema realmente promueve la justicia o simplemente extrae cumplimiento de aquellos que no pueden permitirse defensas legales sofisticadas.