El aumento de precios de los productos en realidad sigue un patrón. Esta lógica la he observado durante muchos años y prácticamente no me he equivocado.

El oro suele ser el primero en moverse; una vez que el precio del oro empieza a subir, la plata sigue de cerca para ponerse al día. Luego viene el cobre, y cuando el cobre se activa, otros metales no ferrosos también se ven arrastrados. Después están el petróleo y el gas natural, cuyos costos energéticos se disparan y se impulsan mutuamente. Finalmente, llegan los productos agrícolas—como la soja y el maíz—y en ese momento los costos de vida comienzan a sentirse claramente.

Por supuesto, hay efectos de interconexión en medio. Cuando el cobre se mueve, otros metales no ferrosos no permanecen inactivos. Cuando suben los costos energéticos, el petróleo y el gas se ajustan en conjunto. Pero la secuencia y la dirección general son bastante estables, solo que con diferentes velocidades.

Lo interesante es el activo de riesgo. Cosas como Bitcoin, que son de alto riesgo, generalmente son las últimas en subir. Pero cuando llega su turno, la subida es la más fuerte. Cuanto más estimulante es el activo, más tarde aparece en la secuencia. Esta regla ha sido válida durante muchos años.

Por eso, al analizar el mercado, en lugar de hacer suposiciones al azar, es mejor entender este marco lógico, planificar con anticipación y esperar a que el ritmo se desarrolle.