Las familias estadounidenses están cada vez más preocupadas por su situación financiera. Los datos muestran que el 45% de los ciudadanos reportan un deterioro en su seguridad financiera, casi el doble del 20% que ve mejoras. La preocupación se extiende a la perspectiva económica general: el 57% de los estadounidenses ahora esperan que la economía esté en territorio de recesión. Cuando la confianza de los hogares se erosiona de manera tan marcada, las personas comienzan a replantearse sus estrategias de preservación de la riqueza. La diversificación de activos se vuelve más atractiva y los sistemas financieros alternativos ganan terreno. Estos cambios en los sentimientos suelen preceder movimientos significativos en la forma en que las personas asignan capital entre diferentes clases de activos.